El Doctor Ricardo González de la Clínica Dual de Valencia nos explica la intervención de Otoplastia.

Con la Otoplastia podemos corregir las alteraciones en la forma y la posición de las orejas para armonizarlas con el resto de nuestras facciones y mejorar su impacto psicológico sobre la autoestima. Es, además, una de las pocas intervenciones de cirugía plástica que se puede efectuar en menores.

Cambiar la forma de la oreja no afecta al oído: aunque los pliegues de la oreja sirven para concentrar y guiar las ondas sonoras, la cirugía plástica no produce un cambio apreciable en la capacidad auditiva.

Es muy importante tratar con el cirujano los objetivos a alcanzar para asegurarse de que sean realistas y factibles, dado su impacto psicológico. El candidato a una Otoplastia ha de tener en cuenta que, tras la misma, deberá observar durante unas pocas semanas ciertos cuidados y precauciones para facilitar el éxito de la intervención.

EN QUÉ CONSISTE LA OTOPLASTIA

La Otoplastia tiene un largo recorrido histórico. Los primeros precedentes que se conocen provienen de la India, en el siglo quinto antes de Cristo, y se propagaron a Occidente a través de la colonización británica. El primer testimonio europeo de una cirugía estética de Otoplastia lo encontramos en 1845.

Hoy día contamos con más de 170 técnicas de Otoplastia diferentes para corregir los problemas de oreja prominente y una amplia variedad de defectos y alteraciones de la aurícula. En general podemos dividirlas en técnicas de sutura para cambiar la proyección y ángulo de la oreja; de práctica de incisiones en el cartílago para hacerlo más flexible y fácil de remodelar; y técnicas que incluyen el corte y retirada de parte del tejido cartilaginoso.

La Otoplastia está indicada para la corrección de las orejas que se proyectan más de 20 mm. y a un ángulo mayor de 35º del hueso occipital de la cabeza.

Las alteraciones de la oreja más típicas a tratar son las orejas en asa o de soplillo. Para corregirlas se hace una incisión en la parte posterior de la oreja, junto al hueso. Se va estriando ligeramente el cartílago para hacerle perder la fuerza elástica que tiende a proyectarlo hacia delante hasta que se observe que adopta la forma correcta. Se reseca la piel que pueda sobrar y a veces se retira también cartílago de la concha, lo que acerca más la oreja a la cabeza. La sutura, al localizarse detrás de la oreja, será casi invisible.

Normalmente se utiliza anestesia local. Para aliviar la ansiedad se puede aplicar una leve sedación, de manera que el paciente esté despierto pero relajado durante la intervención.

La intervención se realiza con carácter ambulatorio y dura aproximadamente de una hora a hora y media.

CUIDADOS TRAS LA INTERVENCIÓN

Tras la intervención el paciente llevará un vendaje acolchado durante 48 a 72 horas. En el momento de retirarlo, las orejas presentarán una ligera inflamación que irá remitiendo a lo largo de los siguientes días. Los puntos de sutura se retiran a los 10-12 días, o se pondrán reabsorbibles. El paciente podrá lavarse el cabello extremando el cuidado para no afectar a la herida una vez retirado el vendaje.

Habitualmente, hay una disminución de la sensibilidad de las orejas, que irá recuperándose totalmente en poco tiempo.

Durante las dos a tres primeras semanas, se debe usar una cinta elástica para proteger y mantener las orejas en su posición durante las 24 horas del día, quitándola sólo por breves espacios si la presión lo requiere.

En raras ocasiones (del 5% al 7% de los casos) se produce la tendencia de la oreja a volver a su posición inicial. Para solventarlo se realiza un retoque para reposicionarla sobre los 6 meses después de la intervención inicial.