La probabilidad de dejar de fumar con el cigarrillo electrónico es un 28 % inferior que sin este dispositivo, contrariamente a lo que se cree, según un estudio que ha presentado hoy la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

Aunque los especialistas en tabaquismo argumentan que se precisa más investigación para determinar si los cigarrillos electrónicos sirven para dejar de fumar, el Separ defiende que la inclusión del cigarrillo electrónico en las leyes y políticas antitabaco reduciría su consumo como sustituto del cigarrillo convencional, aumentando su efectividad en terapias de abandono del tabaco.

Además, los neumólogos argumentan que en el caso que se verificara su eficacia como terapia de deshabituación tabáquica sería necesario regular la administración de estos dispositivos como medicamento.

"Contrariamente a los numerosos argumentos publicitarios que lanzan las distribuidoras de estos productos, la literatura científica que existe hasta el momento apunta que el uso de cigarrillos electrónicos se asocia con una menor tasa de deshabituación tabáquica, según ha dicho el director de investigación en tabaquismo de la Separ, Carlos Jiménez.

"La probabilidad de abandonar el tabaco es un 28 % inferior en los consumidores de cigarrillos electrónicos que en los fumadores de cigarros convencionales", ha asegurado Jiménez.

El interés por dejar de fumar es uno de los motivos principales para el uso de cigarrillos electrónicos por parte de los fumadores.

Esto se debe mayoritariamente a que su supuesta eficacia ha sido difundida en numerosos anuncios publicitarios de las marcas de cigarrillos electrónicos, aunque sus efectos beneficiosos no han sido aprobados por ninguna autoridad reguladora.

"Los reclamos publicitarios sobre los beneficios del cigarro electrónico en las terapias de deshabituación tabáquica no tienen la solidez científica suficiente como para ser válidos", ha asegurado Jiménez.

Ningún ensayo clínico ha realizado una comparación en profundidad que evalúe las diferencias entre los cigarrillos electrónicos y las terapias de deshabituación convencionales aprobadas por las autoridades regulatorias competentes, como los parches de nicotina, chicles o inhaladores.

"Por el momento, los cigarrillos electrónicos no deberían ser recomendados como método efectivo para ayudar a dejar de fumar, ya que no existe el respaldo científico suficiente como para avalar dicha afirmación", ha remarcado Jiménez.

Jiménez ha reiterado que "cuando se demuestre científicamente la eficacia de los cigarrillos electrónicos como terapia para dejar de fumar, estos deberán someterse a la regulación necesaria para que puedan ser administrados como un medicamento".

Los sistemas electrónicos de administración de nicotina, más conocidos como cigarrillos electrónicos o e-cigars, son dispositivos que, en lugar de quemar las hojas de tabaco, vaporizan una solución que es inhalada por el usuario.

Dicha solución contiene, además de nicotina, propilenglicol, aromatizantes y otros productos químicos.