El agua es salud. Podemos pasar semanas sin comer, pero sin beber no duraríamos más de cinco días. El 75% de nuestro organismo al nacer es agua, y al llegar a la edad adulta el porcentaje es de un 65%.

Por lo tanto es fundamental mantener nuestro cuerpo bien hidratado. "El agua desempeña muchas funciones importantes en el organismo: transporta los nutrientes y productos de desecho, lubrica el cerebro y las articulaciones y regula la temperatura corporal", explican desde el Instituto Europeo de Hidratación.

En las culturas orientales es una práctica habitual beber agua en ayunas para eliminar toxinas. El agua debe estar a temperatura ambiente o tibia. La sociedad médica de Japón asegura que beber agua en ayunas es eficaz para combatir y prevenir enfermedades como el cáncer, la artritis, la diabetes y enfermedades renales y del corazón, entre otras.

Desde el Instituto Europeo de Hidratación detallan cuáles son los beneficios de beber agua en ayunas:

1- Favorece un funcionamiento correcto del cerebro. Cuando estamos adecuadamente hidratados, las células del cerebro reciben sangre oxigenada y el cerebro se mantiene en alerta.

2- Facilita la eliminación de residuos o sustancias de desecho de las células producidas en los procesos metabólicos, permitiendo una función química celular adecuada.

3- Mejora el sistema gastrointestinal. El agua es necesaria en la disolución de nutrientes para que estos puedan ser absorbidos por la sangre y transportados a las células.

4- Ayuda a controlar la tensión arterial y a mantenerla dentro de unos límites saludables.

5- Contribuye a mejorar el funcionamiento de los riñones y a eliminar residuos y nutrientes innecesarios a través de la orina. Los riñones de una persona sana hidratada de forma adecuada filtran aproximadamente 180 litros de líquidos cada día.

6- Garantiza un funcionamiento óptimo de los músculos y un buen rendimiento físico. Entre un 70 y un 75% del músculo está compuesto de agua.

7- Ayuda a preservar la elasticidad, suavidad y color de la piel.

8- Contribuye a prevenir el desarrollo de procesos infecciosos y alérgicos.