El mayor hándicap que tienen las personas sordas es que, aunque tengan grandes necesidades, no son diferentes. No se les ve. Es una discapacidad invisible.

Hay pequeños gestos que les identifican: aprenden a mirar fijamente a la cara cuando hablan los demás; encienden la luz en una conversación y son muy observadores. Necesitan usar la vista. Muchos leen los labios, interpretan los movimientos de las manos, los gestos de la cara, etc. Agradecen cualquier esfuerzo que hagamos para poder comprender lo que les queremos transmitir y si están de espaldas ya no se les puede decir nada más, porque si no lo ven, no les llega la información… [siga leyendo]