Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Enfermedad

Acromegalia, mucho más que gigantismo

El éxito de la película «Handia» ha dado visibilidad a esta enfermedad infradetectada - Una visita al dentista puede ayudar a diagnosticarla

Acromegalia, mucho más que gigantismo

El triunfo de la película vasca «Handia», ganadora de diez premios Goya, ha dado visibilidad a la acromegalia, al contar la historia del gigante de Altzo, afectado por esta enfermedad.

Sin embargo, esta dolencia endocrina no se caracteriza necesariamente por el gigantismo. Está infradetectada y cuenta con un retraso en el diagnóstico de hasta seis años tras la aparición de los primeros síntomas. Algo tan sencillo como la visita regular al dentista puede ayudar a diagnosticarla.

La acromegalia se debe a un exceso de secreción de la hormona de crecimiento en la edad adulta y suele aparecer entre los 30 y 50 años, provocando una desfiguración progresiva, especialmente de la cara y las extremidades. Si aparece durante la infancia se denomina «gigantismo».

Además de Miguel Joaquín Eléicegui, el gigante de vasco Altzo, lo padeció Agustín Luengo Capilla, también conocido como «El Gigante Extremeño». Medía 2,35 metros, 20 centímetros más que Pau Gasol, y su esqueleto se conserva en el Museo Nacional de Antropología de Madrid. Murió el 31 de diciembre de 1875 a la edad de 26 años.

No todos los enfermos presentan unos síntomas tan evidentes, ni siquiera los mismos. La progresión de la acromegalia es lenta, y este es uno de los motivos por lo que el diagnóstico suele retrasarse, porque es habitual que pase inadvertida durante una media de 4 a 10 años desde el comienzo de los primeros signos o síntomas.

La acromegalia es una de las patologías que el odontólogo «de cabecera» puede ayudar a diagnosticar, pues uno de los síntomas pueden ser los cambios en la mandíbula en la edad adulta.

Dolores articulares

Suele producirse un engrosamiento de manos y pies, aumento tamaño de órganos internos, exceso de sudoración, dolores articulares, trastornos menstruales o separación de los dientes, pero además estos pacientes con frecuencia suelen tener maloclusión Clase III, es decir, una mandíbula muy prominente.

«La acromegalia suele caracterizarse por el desarrollo excesivo de la mandíbula, que puede provocar prognatismo (mentón prominente), diátesis dentaria (separación de los dientes) y mala mordida, lo que puede provocar dolor o dificultad para masticar», explica la doctora gallega Beatriz Iglesias Sánchez, ortodoncista en las Clínicas Pérez Varela.

«Es raro que se siga creciendo más allá de los 20 años -añade-. Como el hueso de la mandíbula es el último hueso de la cara que crece, si el individuo continúa creciendo, ese es el hueso que seguirá incrementando su tamaño de manera desproporcionada». Esto no quiere decir que a todos aquellos a los que les sobresalga la mandíbula padezcan acromegalia, «para nada. Pero si se detecta que la mandíbula continúa creciendo cuando ya se está en la etapa adulta sería aconsejable acudir a un endocrino para asegurarnos de que la hormona del crecimiento no está alterada», aclara Beatriz Iglesias.

La campaña «Mira tus fotos» tiene objetivo de dar a conocer la enfermedad y fomentar la importancia del diagnóstico precoz. La Asociación Española de Afectados por la Acromegalia insiste en que es importante que si uno nota rasgos raros (o «toscos»), que su calzado habitual le aprieta, o siente que le ha crecido la mandíbula durante la edad adulta, consulte a un médico para descartar la acromegalia. Confirmar el diagnóstico solo requiere un análisis de sangre y una resonancia.

Compartir el artículo

stats