El agua es un elemento clave en nuestro proceso vital. Sin ella, nuestra existencia, en este planeta, sería inconcebible. De hecho, la importancia de una correcta ingesta de la misma radica en que es el principal componente de nuestro organismo.

En el feto, supone más del 90% de su peso corporal, porcentaje que desciende al 75% en los recién nacidos y va disminuyendo hasta alcanzar el 60% en la edad adulta.

Por todo ello, el agua de bebida y la contenida en los alimentos que ingerimos, ha de garantizar una correcta hidratación en cualquier edad o circunstancia vital como elemento clave en el mantenimiento de un buen estado de salud, sin olvidar que sus requerimientos varían mucho en función de la edad, sexo, condiciones ambientales y las diferentes circunstancias fisiológicas, tales como el período del embarazo y lactancia, la actividad física o cualquier tipo de práctica deportiva, el entorno laboral, los procesos de envejecimiento o las distintas situaciones de salud.

Pero, además, el agua ocupa un lugar preferente en el ocio de los españoles y es una importante fuente de salud. Tanto es así que los balnearios y la talasoterapia se han puesto de moda en los últimos años, porque resultan altamente beneficiosos para el alivio de determinadas dolencias.

Y no terminan aquí todas sus ventajas. Porque, aparte de inmenso placer que supone sumergirte en ella para nadar, lo último de lo último es la práctica del aquagym. Dicen los expertos que esta gimnasia acuática, tipo aerobic, tonifica los músculos, favorece la coordinación, el control respiratorio y no sobrecarga las articulaciones.

Es, por tanto, ideal para las personas mayores y las mujeres embarazadas, debido a la disminución del impacto al realizar todos los ejercicios y a las condiciones de resistencia creadas por el agua. Por si fuera poco, es muy recomendable para los bebés, a partir de los 6-8 meses, porque en estos casos, la práctica de esta gimnasia acuática, aumenta la capacidad cardiovascular, al tiempo que fortalece el sistema inmune y estimula el desarrollo afectivo, psicomotor y social.

Viendo todas estas propiedades, ¿no les parece que deberíamos colocarla en el lugar que le corresponde? Pero, para ello, debemos sensibilizarnos, cambiando todos los hábitos de derroche y mejorando la gestión, porque, indudablemente, a todos nos interesa cuidar este líquido inodoro y transparente que nos da vida, entretiene, refresca, relaja y, por si fuera poco, es la panacea de la salud.