Cualquier aspecto de la vida de doña Letizia que pueda ser captado con el objetivo de una cámara es sometido a análisis público. Una de las cuestiones que más interés suscitan está relacionada con los cambios que se han producido en la apariencia física de la Princesa, en concreto, los asociados a procedimientos de cirugía estética.

Si bien estas cuestiones siempre se llevan con suma discreción por parte de la Casa Real, resultó inevitable que la intervención de rinoplastia a la que se sometió hace unos años fuese publicada de forma extensa, de modo especial en la prensa rosa. La rinoplastia es una intervención de rápida recuperación, pero los compromisos oficiales de la Princesa hicieron que su presentación en público se viera adelantada antes de su completa recuperación, haciendo más evidente el cambio producido. De no ser así, y como sucede cuando esta operación está bien realizada, hubiese pasado inadvertida - al menos inicialmente - para la mayor parte de la población. Como corresponde a un personaje de su notoriedad, en ningún caso sería obviado por la prensa.

El resultado de la rinoplastia estética de doña Letizia debe considerarse satisfactorio: la mejoría que presenta en su cara como consecuencia de dicha intervención es manifiesta. La rinoplastia es un procedimiento que, bien realizado, además de mejorar el aspecto estético de la nariz, proporciona cambios sutiles en otros rasgos faciales. Al disminuir en mayor o menor medida su tamaño, se suaviza el aspecto general de la cara y se desvía la atención del observador hacia otras estructuras como los ojos o los pómulos, que se ven ligeramente realzados. Este último aspecto ha hecho que se especulara mucho acerca de otras intervenciones de cirugía estética facial a las que hubiera podido someterse la Princesa, como son las de aumento de pómulos o los cambios en el tamaño del mentón; creemos que es muy poco probable.

Sí es cierto que a la rinoplastia pueden haberse sumado otros procedimientos estéticos no quirúrgicos, como son la utilización de algún producto de relleno en la zona del surco nasogeniano o los labios. Estas técnicas cada vez se emplean más, con frecuencia de forma complementaria a otras intervenciones quirúrgicas. Si se realizan con acertado criterio estético y de forma sutil, como sucede en el caso de la Princesa, proporcionan un aspecto saludable y juvenil.

Es seguro que los cambios más importantes que se han producido en doña Leticia desde que entrara a formar parte de la Familia Real no son los mencionados previamente, pero, sin duda alguna, contribuyen a la excelente imagen que transmite a sus 40 años.