El doctor José Antonio López Trigo lleva cuatro meses al frente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), cuyos hilos mueve desde Málaga gracias a que "el AVE y yo somos uno". Defiende la rehabilitación precoz y la necesidad de devolver la capacidad funcional a los mayores.

-¿Cuál es el principal objetivo de la SEGG?

Sacar la geriatría a la calle. Que la gente sepa que existen los geriatras, aunque seamos pocos. No más de 700 en toda España. Y que pueden acudir a él como médico especialista, igual que van al traumatólogo o al cardiólogo.

-Pero el referente de las personas mayores sigue siendo su médico de cabecera.

Cierto. Nosotros queremos atender a los pacientes frágiles, a los que tienen problemas de salud con tendencia a la cronicidad que pueden impactar en su calidad de vida y generar situaciones de dependencia, porque nuestra medicina es integradora.

-Pero el geriatra no figura en los canales oficiales.

Exacto. Pero no pedimos que haya un geriatra o siete en cada centro de salud, que por sociodemografía podría ser. Lo que sí decimos es que debe haber una figura en la atención primaria a modo de consultor de geriatría. Luego está la asistencia de continuidad en las residencias o centros de día, donde el geriatra es el médico de cabecera. Y a nivel hospitalario, donde está demostrado que los servicios de geriatría son muy rentables, porque reducen las estancias medias y las altas se dan en mejores condiciones.

-Hablar de mayores es hablar de cuidadores.

Sí, y cuidar con cariño es excepcional, pero hay que cuidar con cariño y con criterio. Por eso defendemos que las personas que cuidan a sus mayores tienen que tener la mayor capacidad basada en la formación.

-Hablamos de unos cuidadores que con los recortes se sienten abandonados.

Sí, y dejados. Se ha manipulado el uso de la Ley de la Dependencia. No podemos olvidar que es la Ley de la Promoción de la autonomía Personal y Prevención de la Dependencia, pero nos hemos quedado con el final de la ley. Se echan en falta estrategias de envejecimiento activo.

-Pero la ley, es una buena ley.

Estableció unas normas de juego donde no las había. Pero la ley ha ido a resolver problemas con aportaciones económicas, caso de la prestación directa por cuidado del dependiente, que debería haber sido una excepción dentro de la ley. Lo normal es que sea la administración la que provea los servicios y los cuidados, porque así sería garante de que se están haciendo bien las cosas. Si desde el principio se hubiera trabajado en la promoción y en la prevención tendríamos muchas menos situaciones de dependencia y se habría ahorrado mucho dinero.

-¿Qué enfermedad se asocia más a la edad?

La demencia, sin duda. Y el alzheimer es la más común, representa el 50% de las demencias.

-¿Qué prevalencia tiene?

A los 65 oscila entre el 2 y el 4%. Sobre los 70, está entre el 5 y el 7% y cuando llegamos a los 90, una de cada dos personas tiene un deterioro cognitivo, lo que demuestra que está ligada a la edad.

-¿Cómo empieza la enfermedad y cuándo?

Mucho antes de lo que se cree. El alzheimer comienza entre los 40 y los 45, aunque la demencia viene después.

-Pero ¿cuáles son los primeros síntomas?

Con 40 años no hay síntomas, sólo sospechas diagnósticas por antecedentes familiares. En cualquier caso, la memoria no es lo primero que se afecta. Los primeros fallos aparecen en tu organización de la agenda interna; cuando te olvidas o dudas sobre lo que tienes que hacer y cómo hacerlo. También se pierde la fluidez en el manejo del lenguaje, del vocabulario.

-¿Qué es lo mejor que podemos hacer por nuestro cerebro?

Estimularlo, mantenerlo activo, hábito que se debe perpetuar desde la infancia. Es lo que llamamos estimulación cognitiva, que consiste en aprender cosas nuevas. Lo que más activa el cerebro es aprender otro idioma, pero también activar lar partes no dominantes de nuestro cuerpo; si eres diestro, hacer cosas con la mano izquierda. Aprender cosas nuevas y hacer ejercicio físico. El mejor, el baile. Todo eso abre puertas al cerebro.

-¿Cuál sería la edad ideal para jubilarse? Los 65, los 70...

No hay una edad idónea, hay personas idóneas para seguir trabajando y otros que no lo son. En España, los criterios de edad se ponen por criterios economicistas, porque necesitamos dos o cinco años más de cotización. En otros países hay profesiones en que la gente pasa a una escala b, en el caso de trabajos físicos. Pero en trabajos intelectuales la gente quiere seguir hasta que el cuerpo aguante. No podemos permitirnos el lujo de perder un capital intelectual de gran valor que luego ficha la privada o es fichado como asesores y criticados por ello.