Más allá de la mayor o menor comodidad de una pantalla curva que imita la forma del ojo humano para ofrecernos una mayor calidad de imagen, destaca el hecho de que en esta pantalla LG ha echado el resto y ha creado un nuevo sistema de imagen llamado WRGB.

Como todos sabemos las pantallas utilizan un tipo de color llamado RGB -del inglés Red, Green, Blue-, en el que píxels de colores rojo -red-, verde -green- y azul -blue- se encienden y apagan en función de la imagen que hay en pantalla. Este proceso ha sido mejorado por la coreana LG añadiendo un cuarto píxel de color blanco -white en inglés, y de ahí las siglas WRGB-. Este cuarto píxel blanco consigue una mayor variedad cromática, lo que permite mostrar una variedad de colores mucho más rica y precisa que el estándar RGB.

Además, este televisor incorpora todos los últimos avances en lo que a Smart TV se refiere: Cinema 3D, control mediante gestos, scroll y comandos de voz… No le falta de nada. Si además le añades un diseño tan sorprendente como bello, este televisor va camino de ser un éxito.

La primera impresión de todo el mundo que asistió a la presentación fue positiva ya que la calidad de imagen era sorprendente, pero ahora la duda que nos asalta es la siguiente: ¿cómo será tener esta tele en casa y verla a diario? ¿Y los videojuegos, qué tal será la experiencia? Lo que es cierto es que los afortunados que se puedan permitir pagar los 10.000 euros que cuesta este televisor de 55 pulgadas van a disfrutar de una experiencia única.

Ahora solo nos falta probarla con tranquilidad y pausa en el día a día de un hogar medio. A ver si el resultado es tan bueno como parece.