Las redes sociales no tienen secretos para Andreas Schou. El cofundador de Social Ocho lleva años investigando y enseñando a sacar el máximo provecho de ellas. "Somos lo que publicamos en las redes sociales", afirma en esta entrevista en la que nos desvela cómo hacer un buen uso de plataformas como Facebook o Twitter, y nos avanza lo que nos depararán en el futuro.

¿Tendemos a banalizar el uso de las redes sociales (RRSS)?

Desafortunadamente sí, pasa en empresas y sobre todo particulares. Por otro lado es el marco ideal para el entretenimiento y ahí es donde la banalidad se extiende, en asuntos cotidianos como gatitos o chistes. La gente busca esa diversión, y cuanto más absurdo casi mejor.

¿Cuáles son los aspectos clave para triunfar en ellas y lograr mayor número de seguidores?

En general, si haces las cosas con pasión, generosidad y constancia sueles triunfar y llegar lejos, siempre que lo que publiques sea útil para alguien. Cuando hablamos de empresas, lo que se debe es adaptar, invertir y seguir un plan de actuación claro para llegar a su consumidor.

¿Qué es lo que nunca debemos publicar en nuestros perfiles?

Información que no consideremos pública. Es necesario lograr un equilibrio entre lo que es personal y lo que es privado. Hay temas privados que pueden ser atractivos y nos ayudan a definir nuestra personalidad en un perfil más profesional, pero no es necesario publicarlo todo. Yo personalmente no publico cosas que puedan interpretarse de forma negativa para o por alguien.

¿Cuáles son los peligros de exponer en exceso nuestra intimidad?

Acoso, mal uso de la información, presiones o poner en riesgo nuestra imagen personal y profesional y ser un problema el día de mañana a la hora de buscar trabajo. También existe mucha gente con tanto miedo que no publica nunca nada. Ambas posturas pueden ser peligrosas, tanto para el que publica demasiado como para el que no lo hace, porque los que no se dan a conocer en RRSS son muy vulnerables ante opiniones de otras personas sobre ellos, ya que no puedes hacer nada. Pero al ser más activo y publicando información que ayude a definirte como persona, evitaremos situaciones donde solo existen críticas sobre nosotros. Pero si no hay absolutamente nada, cualquier mancha destaca. Y es algo que vale también para empresas con miedo a estar en las redes y que opinen mal de ellas.

¿Podemos estar tranquilos acerca de la seguridad de nuestros datos?

En realidad en internet y las redes sociales hace tiempo que nuestros datos dejaron de ser nuestros y eso sorprende mucho, pero cada vez es más aceptado. Si un servicio o producto es gratuito, como alguna aplicación para tu móvil, Twitter... si no pagas por usarlo, el producto eres tú. Desde los inicios de Google siempre ha sido así. Hoy en día hasta vigila lo que haces en tu teléfono Android, a dónde vas y cuánto tiempo estás en cada punto. Estamos totalmente vigilados por todas partes, incluso por Facebook, otro de los grandes, que incluye WhatsApp, Instagram, Messenger€ Son servicios que usan los anunciantes para que las empresas lleguen al cliente ideal para sus productos. Se instalan códigos con los que Facebook sabe qué páginas web visitas y así decide qué anuncios son los más aptos para ti. Cuando nos damos de alta en esas redes sociales damos nuestro consentimiento y cedemos esa información. Es el santo grial de las empresas, una publicidad segmentada y eso a muchos consumidores, aunque les asuste, también les gusta, porque hace que muchas veces veamos anuncios y ni siquiera nos demos cuenta de que lo son, porque son relevantes para nosotros y nos presentan información que buscamos dentro de nuestro contexto. Los objetivos de los anuncios en Facebook es que sean tan relevantes como las publicaciones de nuestros amigos.

¿Algún truco para desaparecer por completo de las redes sociales?

La supuesta dificultad para darse de baja en ellas es un mito. Aun así, es verdad que al eliminar tu cuenta tardan unos días en desaparecer todos los contenidos, ya que se guardan en servidores temporales repartidos por todo el mundo. También hay que acordarse de que, a pesar de eliminar la cuenta, tus amigos pueden haber subido una foto tuya o información que seguirá ahí.

Facebook, por ejemplo, ¿hasta qué punto puede hacer uso de esas fotos o vídeos que subimos pese a haber eliminado la cuenta?

No puede utilizar esos contenidos, salvo la foto de nuestro perfil en unos anuncios que ellos denominan 'información social', donde una empresa publicita su nombre y junto a él aparecen los 'amigos' que también les gusta esa empresa, donde diste 'me gusta' aparecerá tu foto a pesar de estar dado de baja."Eres lo que publicas"

Las empresas 'vigilan' los perfiles de sus trabajadores potenciales. En este sentido, ¿es recomendable tener dos perfiles, uno para ocio y otro más profesional?

Facebook, la red social más extendida, no te permite esa opción, va directamente en contra de las cláusulas de uso y si lo haces te buscas un problema porque detecta si accedes a las diferentes cuentas con frecuencia desde el mismo dispositivo y averiguan que eres la misma persona. En Linkedln tampoco está permitido. Pero es verdad que para contrataciones de clientes, proveedores o nuevos empleados, las empresas usan las redes sociales para saber a quién están vendiendo o contratando. Hay que ser conscientes de ello y dirigir toda la información que publicamos pensando en si queremos que nuestro futuro jefe lo vea, ya que una vez publicado es difícil deshacerse de ello. También es conveniente mantener un equilibrio, tanto logros o acontecimientos que pueden ser de interés para nuestros futuros jefes, como buenas calificaciones a nivel educativo o deportivo. Hay que dar algo más de valor a nuestro perfil y no solo publicar fiestas como suelen hacer los jóvenes, que es algo que Recursos Humanos o jefes van a ver. Al fin y al cabo, eres lo que publicas.

¿Se puede llegar a condicionar la elección del empresario con lo que publicamos?

Sí y no. Podemos limpiar el perfil y quitar las fotos menos relevantes o gestionar nuestra privacidad y decidir quién ve una fotografía y quién no. Pero también es verdad que una vez que publicamos algo ya no tenemos control sobre ello, lo perdemos totalmente. Aunque elimines el contenido o te des de baja, puede seguir existiendo. El problema puede venir si eres una persona con algún interés público, esos contenidos pueden ser guardados por otro individuo y convertirse en virales.

Los hashtag son una pieza clave tanto para empresas como para particulares.

Efectivamente. Son la forma en que se agrupan los contenidos en Internet, tanto en Facebook como en Instagram o Twitter, donde su uso está más extendido. Es la manera de ser descubiertos por nuevos usuarios. Si publico algo solo los que me siguen ven esa información, pero al utilizar hashtags todos aquellos usuarios interesados en un tema determinado te pueden descubrir mediante ese hashtag.Niños y redes sociales

¿A qué edad pueden empezar a usar las redes sociales los niños?

El límite suelen ser los 13 años. Los menores de esa edad pueden usarlas con el consentimiento de los padres. Sin embargo, muchos estudios apuntan a que más del 80% de niños entre 10 y 12 años las emplean mintiendo sobre su edad. En este sentido hay una gran falta de control porque no se exige, por ejemplo, que subas un acta de nacimiento.

¿Qué pautas deben seguir los padres?

Facebook, por ejemplo, ha creado el 'Portal para padres', donde dan pautas e información a los familiares. Los padres deben hablar con sus hijos sobre las redes sociales, pero muchos de ellos no tienen demasiada idea sobre ellas, suelen saber más los chavales. Por eso es una buena forma de entrar en contacto y decirle al niño: "hijo, enséñame a ver cómo funciona esto, ayúdame a crear una cuenta...". Hay que reflexionar sobre a quién aceptamos como amigos, qué cosas publicamos, lo que está bien hacer y lo que no. En realidad viene a ser lo mismo que cuando hablamos con nuestros niños en la vida cotidiana y les decimos que no hablen con extraños, que no cojan chuches de desconocidos...

¿Exponer continuamente la vida de los hijos en internet puede causar problemas?

Depende de qué tipo de fotos y contenidos subamos. En cualquier caso hay que tener en cuenta que estamos violando un poco sus derechos, ya que crecerán y querrán tener voz y voto acerca de qué tipo de cosas se publican sobre ellos. Desgraciadamente, el tema de la pederastia es algo muy grave. Cuando son menores e interactúan sin control en las redes se corre el riesgo de entrar en contacto con gente que no es quien dice ser, y esto puede desembocar en un problema grave. Si no tenemos cuidado, estamos exponiendo a nuestros hijos a estos peligros. Los podemos destrozar a nivel psicológico.

¿Crees que falta información en este sentido?

Sí, tanto para padres como para hijos. Debería haber reuniones del uso de RRSS en el colegio o en casa. Se necesita mucha información y pautas para que se lleguen a utilizar de una forma segura y responsable. El bullying también es otra consecuencia del mal uso de las redes. La seguridad que sienten los acosadores al estar separados por una pantalla de la persona que está al otro lado, les hace hacer cosas que cara a cara no harían y ser más crueles.

La adicción a las redes sociales es un realidad, ¿cuándo debemos preocuparnos?

Esta adicción existe y cada vez es más común. Muchos psicólogos reciben cada vez más personas con trastornos relacionados con las RRSS. El límite es el sentido común. Si nos damos cuenta de que supone un problema desconectar o nos sentimos mal cada vez que no hay internet o nos quedamos sin batería en el móvil, es el momento de pensar que existe una adicción.

¿Qué podemos esperar de las RRSS en el futuro?

Se está viendo una tendencia donde los contenidos inmediatos, como vídeos o audios en directo, cobran más importancia, bien en Twitter, Periscope, y ahora en Instagram, Facebook, Snapchat€ En Snapchat e Instagram contamos historias que solo están disponibles 24 horas. Es la nueva moda en el desarrollo de las RRSS. Otra tendencia que ya lleva unos años es que la comunicación sea cada vez más privada. Al inicio de las redes publicábamos toda nuestra vida pero ahora, con Messenger o WhatsApp, ya no somos tan abiertos como antes.