La conexión de la cocina a Internet y dispositivos (tablet, móvil, ordenador, wearables) y los electrodomésticos inteligentes destacan como las principales innovaciones tecnológicas que transformarán la cocina del futuro a corto-medio plazo. Será un espacio interconectado, de ocio, trabajo, salud y de relaciones. Además, se profesionalizará con técnicas y aparatos propios de las cocinas profesionales.

Estas son algunas de las conclusiones del informe 'Global Kitchen: la cocina doméstica en la era de la globalización', que ha presentado el Instituto Silestone, una publicación que recoge las principales tendencias, tanto de diseño como de uso, que la cocina tendrá en el futuro.

La conectividad y los electrodomésticos inteligentes permitirán no solo facilitar las tareas de compra, cocción y lavado; sino de relación con nuestro entorno, al poder utilizar elementos como la encimera para cocinar o hablar por teléfono o, incluso, para ver la televisión. Esto, además, llevará a una mayor profesionalización de la cocina doméstica, ya sea por el mayor acceso a equipamientos hasta ahora solo accesibles a la restauración como por la extensión de conocimientos y el creciente interés por la alimentación, la nutrición y el disfrute 'foodie' de la población.

Las encimeras del futuro se podrán manejar desde dispositivos móviles, permitirán cocinar directamente sobre la superficie y actuarán como panel de control. Otras tareas que incorporarán serán el cálculo de peso y las propiedades nutricionales de los alimentos, absorber líquidos y la autolimpieza.

En este sentido, Ignacio Martín, responsable del área de Telefónica dirigida a los hogares inteligentes, asegura que "la inteligencia artificial hará que los electrodomésticos de la cocina sean capaces de actuar casi por si solos". "La casa aprenderá cuándo tiene que realizar tareas rutinarias según los patrones de conducta de la familia", ha apostillado.

La cocina, además de consolidarse como el centro neurálgico del hogar, está destinada a convertirse en un espacio con otros usos. Así se consolida como espacio de relación y ocio familiar, siendo incluso lugar de trabajo; por lo que se va a integrar cada vez más con el resto de la vivienda. Será un espacio polivalente y se prevé su desaparición como estancia independiente. En su diseño se tendrá en cuenta no solo el aspecto estético y funcional sino también el valor emocional, y se potenciará su uso como espacio de relajación y bienestar.

En este contexto, las encimeras del futuro permitirán cocinar directamente sobre la superficie, además de incorporar conectividad y actuar como panel de control. Otras tareas que incorporarán serán el cálculo de peso y las propiedades nutricionales de los alimentos, absorber líquidos y la autolimpieza.

En definitiva, la cocina dentro de 25 años será un espacio de conexión con el entorno (hacer compra online, interactuar con el exterior, etc.), un espacio social y de salud (impulsado por la generalización de métodos de cocción más sanos, alimentos cultivados en casa o de kilómetro cero) y un espacio de relación con el resto de habitantes del hogar (espacio para socializar o trabajar).