Si afirmamos que la saga de videojuegos «Uncharted» es posiblemente una de las mejores de la historia del entretenimiento digital no exageramos lo más mínimo. Fue tan alto el nivel que demostraron esa serie de videojuegos que cuando el pasado año se anunció el final de la saga con su cuarta entrega -una gloriosa cuarta entrega-, muchos aficionados no pudieron más que llorar amargamente tan triste -y épica- despedida.

Pero mira por donde que los chicos de Naughty Dog, estudio encargado de estos videojuegos, tenían un as en la manga. Y ese as se llamaba «El legado perdido».

La verdad es que no esperaba mucho de este título exclusivo para la PlayStation 4 ya que el último título de «Uncharted» dejó el listón muy alto -¿he mencionado que fue glorioso y épico?-. Pero afortunadamente, en este mundo -el de los videojuegos- uno no deja de sorprenderse. Y normalmente es para bien. La sorpresa ha sido encontrarte ante el principio de la que será una nueva saga de videojuegos tan gloriosa y épica como la original. Y puede que más.

La causa no es otra que «Uncharted: El legado perdido» es la prueba palpable de lo que surge cuando se mezclan la calidad, el trabajo bien hecho y el talento. Un título intenso, apasionante, con una calidad que te sobrecoge y que, además, puede presumir de ser apto para cualquier tipo de jugador, ya sea experto o aficionado.

Y ojo, que ahora son ellas las que tienen el poder. En todos los sentidos. Y eso es otro punto a favor de un juego único e incomparable. Espero que sí sea repetible.