A esta alturas nadie se sentirá ofendido cuando afirmamos que la industria del videojuego suele ser coto libre para desarrolladoras y editoras que reinventan y reeditan sus series y sagas hasta límites insospechados, siempre con resultados menos brillantes y con un nivel de calidad inferior a las entregas en las que se basan, justo todo lo contrario de lo que le sucede a nuestro Mario. Nintendo siempre ha logrado no romper la línea de juego de la franquicia conservando la misma calidad de entretenimiento que su original y Super Mario 3D Land no es una excepción. La primera incursión del popular fontanero en la nueva portátil de Nintendo es el ejemplo perfecto de cómo se pueden recoger elementos de títulos anteriores y que funcione, con la particularidad de incluirlos en un mundo 3D, algo que le brinda personalidad propia. Una combinación que seguramente alimentará las iras de los detractores de la serie, siempre apoyándose en el férreo mantenimiento de las mecánicas jugables a través de los años. Pero Super Mario 3D Land es un juego magnífico, un exponente del concepto de diversión por encima de la técnica, una sucesión de contenidos recolectados que en lugar de derivar en un experimento fallido ha resultado un producto realmente atractivo y sobre todo divertido.

Super Mario 3D Land basa prácticamente la totalidad de su contenido en mecánicas recogidas de otras entregas del fontanero, limitándose a replicar lo mejor de cada una. Pero la falta de novedades no implica que el título carezca de ideas frescas y atractivas, simplemente no se implementan nuevas actividades en el juego. Están todos los elementos clásicos que conocemos presentados desde diferentes prismas y combinados de manera sensacional para ofrecer una experiencia sumamente divertida en una propuesta de corte familiar. Los primeros niveles nos dejan un claro regusto a tres de las mejores entregas de la serie: Super Mario 64, Super Mario Galaxy, y el esquema de juego de New Super Mario Bros. Esta combinación evoluciona y se fusiona según avanzamos en el juego. La estructura de cada nivel se alimenta de diferentes elementos y es rara la ocasión en la que el escenario ofrece un solo enfoque. Además se han implementado ligeras mejoras en jugabilidad que tienen bastante relación con la propuesta en 3D. De este modo, correr, saltar, recolectar monedas, transformarse, etc? adquiere una nueva dimensión- dicho sea de paso- y una alegría abrigada con una gratificante sensación de renovación, aunque continuemos realizando las mismas tareas bajo el mismo enfoque y una nueva perspectiva que da mayor significado al contenido incluido en cada escenario.

Los niveles son pequeños, ideales para jugar en una plataforma portátil, ya que requieren pocos minutos para terminarlas. Mientras por otro lado, el título rebaja la dificultad hasta niveles inexplorados, la filosofía de Nintendo enfocada a la nueva legión de jugadores casuales ha jugado en contra del juego, en el cual si mueres más de cinco veces en el mismo nivel, te otorga invencibilidad, pero además si eres especialmente hábil con los controles y eres capaz de morir diez veces seguidas, se te permitirá viajar hasta el final de la fase de forma automática. Otro punto destacable en referencia al nivel de exigencia, son los jefes, tan sencillos de eliminar que prácticamente parecen un trámite obligado para continuar. Por otro lado, la cantidad de escenarios adicionales es enorme, superando incluso el contenido que se incluye en el modo historia; para ordenar un poco tal cantidad de misiones y niveles, esos últimos tan sólo se pueden abrir una vez terminas el juego.

La incorporación y apoyo del fontanero a la nueva consola portátil de Nintendo estaba cantada, aunque en esta ocasión el tratamiento 3D y la propia andadura de Mario por estos parajes tridimensionales ha logrado lo que muchos han intentado desde el lanzamiento de la consola, utilizando por primera vez y con un magistral criterio el sistema de 3DS. Usar esta característica no pasa por ser un beneficio adicional, ya que en determinadas ocasiones es imprescindible, ya que la profundidad de los escenarios exige calcular bien el próximo movimiento. Independiente del efecto, el juego luce de maravilla, con una calidad gráfica incuestionable, gracias a un colorido y vibrante mundo que desprende energía, buena definición y fluidez sin caídas en ningún momento.

Super Mario 3D Land es lo que todos esperábamos, esencia pura de la serie en una combinación de nostalgia apoyada en las nuevas tecnologías visuales. El juego recuerda durante todo su contenido a los clásicos, aunque ofreciendo una experiencia con más calidad y un entorno que le sienta de maravilla al fontanero. Se echa en falta alguna innovación y más duración para la experiencia, ya que las ocho o nueve horas que dura la campaña se quedan muy cortas, aunque siempre podemos repetir en la búsqueda de secretos. En definitiva, Super Mario 3D Land ofrece diversión sin más, entretenimiento en su concepto más clásico, una delicia jugable y una producción sobresaliente que por fin aprovecha las características únicas de Nintendo 3DS.