El submarino está experimentando además una trayectoria similar al equipo galo. Los dos cosecharon resultados importantes en el mes de enero, y a los dos les ha faltado puntería y competitividad en lo que va de febrero. El Villarreal maneja la mínima ventaja de haber caído en la Copa. Es en el torneo del KO donde el Olympique ha ganado últimamente. Eliminó primero al Nancy (2-3), luego al Mónaco (2-3) y por último al Montpellier en octavos (1-2). Sin embargo, en Liga ha perdido los últimos tres partidos. Los dos primeros pese a las expulsiones de los rivales, ante Burdeos (3-1) y Mónaco (3-2), y el último en casa ante el Rennes (0-2), este mismo fin de semana. Los resultados de febrero contrastan con su mes de enero, donde fue capaz de ganar al PSG (2-1). Desde ese partido las cosas se han torcido para el equipo de Bruno Genesio.

En el Villarreal han pasado cosas parecidas. En febrero ha estado libre de Copa, pero ha perdido los dos últimos partidos. Primero en Sevilla ante el Betis, en un encuentro marcado por la expulsión del central Bonera (2-1), y más recientemente ante el Alavés en la Cerámica, 1-2, pese al dominio amarillo resultó determinante el acierto de los visitantes.

Como ocurre con el Lyon, al Villarreal le sentó mejor enero, mes que terminó enlazando cuatro victorias consecutivas. La primera fue amarga, el 2-1 que no evitó la eliminación copera ante el Leganés, pero en un duelo que ya mostró la mejorada capacidad del equipo de Javi Calleja para generar numerosas ocasiones de gol, un aspecto a tener en cuenta frente al Olympique, un equipo tendente al desorden defensivo.

En Liga, el Villarreal enlazó tres triunfos que le acercaron en su momento a un pasito de la Champions League: la histórica victoria en el Bernabéu con el gol de Pablo Fornals (0-1), el triunfo contra el Levante de marcador engañoso por la superioridad local (2-1), y la goleada a la Real Sociedad, un 4-2 maquillado por los vascos cuando ya no tenían opciones.

Esa pegada quiere rescatar el Villarreal en un doble duelo propicio para el espectáculo. El botín es doble para los amarillos: recuperar el nivel y soñar con el título.