Paso atrás. No se puede definir de otra manera. Tras recuperar sensaciones con el triunfo ante el Getafe, el Villarreal vio ayer cómo sus perseguidores le acechan más por culpa de un mal arranque de partido. El Eibar aprovechó la falta de intensidad amarilla en la primera media hora para ganar a los de Javi Calleja y quedarse en la sexta plaza. Ése es el puesto que ocupan ahora los de la Plana, que vieron cómo el Sevilla les superaba en la tabla tras vencer en Málaga. Además, ahora es obligatoria ganar al Girona el sábado si el submarino no quiere a más equipos respirando en su nuca.

Las buenas noticias que trajo consigo el triunfo contra el Getafe se desvanecieron en apenas un cuarto de hora en Ipurua. Ante los madrileños, el equipo había sido capaz de mantener 90 minutos su portería a cero tras siete encuentros sin conseguirlo, pero frenta al Eibar la defensa volvió a hacer aguas. Fue en el minuto 16 cuando un balón largo de Orellana le pilló la espalda a Rukavina. Pedro León lo recogió y apuró hasta la línea de fondo. Su centro al área pequeña no encontró rematador, pero en el segundo palo esperaba Kike García. Con la colaboración del poste, el valenciano adelantaba a los guipuzcoanos.

El tanto rubricaba un arranque triste de partido por parte de los amarillos. Calleja introdujo cambios en un once que dejó en el banquillo a Trigueros, Castillejo, Fornals y Bacca. La depresión invadió a un equipo que recuperó a Rodrigo, y contó con Cheryshev, Raba y Roger Martínez. La intensidad del equipo castigó a un Villarreal que se vio superado por el hambre y el ansia de los armeros.

Es cierto que, en el minuto 6, el submarino había podido cambiar la dinámica. Ünal se encontró con una salida a las bravas de Dmitrovic que, tras regatear al guardameta local, le dejó en posición de remate. Pero el turco se trastabilló y su disparo se marchó alto.

Tras este chispazo, el dominio pasó al lado local. Charles, dos minutos más tarde, vio cómo Asenjo le arrebataba el remate en el área pequeña, después de un pase de Kike García. El tanto certificó la superioridad de un Eibar que, comandado por un renacido Pedro León, asfixió a los amarillos durante la primera media hora. El murciano incluso pudo anotar el segundo, pero su disparo de falta desde la frontal, escorado a la izquierda, se encontró con la mano de Sergio Asenjo.

Espabilado por la electricidad de Dani Raba, los castellonenses despertaron en la recta final del primer acto. Al menos el equipo salió de la cueva, y dio un paso adelante en busca de la portería de Dmitrovic. Pero la mejoría no se materializaba en peligro real. Sólo un detalle de calidad del cántabro, en forma de pase con el interior desde el centro del campo, permitió a Ünal pisar el área rival. Pero su mal control le dejó sin posibilidad de disparo.

Buscó Javi Calleja soluciones de urgencia en el arranque de la segunda mitad. Sacrificó a Ünal, el más activo de la vanguardia, para dar entrada a Bacca, y apostó por la magia de Trigueros para destascar el juego en la medular. La respuesta fueron los mejores minutos de los amarillos. Le discutió el domino a los eibarrenses, y las llegadas se hicieron más habituales. Pero faltaba claridad en el disparo final. Lo dejaron claro Roger Martínez y Bacca, en el munto 65, con una jugada en el área. El primero le ofreció una asistencia defectuosa a su compañero que, incapaz de controlar, vio cómo perdió la ocasión de rematar a puerta.

La necesidad del Villarreal y el ansia por sentenciar del Eibar abrieron espacios, y permitieron un último acto de alternancias. Los armeros encadenaron tres jugadas de peligro, guiados por Orellana y Pedro León, que no encontraron la puerta. Entre Asenjo y su retaguardia, deasctivaron el peligro de los guipuzcoanos.

En el lado contrario, el submarino se movía por impulsos. Raba espabilaba a un equipo que gozó de la más clara en el minuto 75. Un disparo a la media vuelta de Roger Martínez obligó a Dmitrovic sacar una mano providencial para evitar la igualada. Por su parte, Raba, sólo dos después, alcanzó el área pequeña. Pero su disparo con la diestra no fue un problema para el guardameta del Eibar.

En el carrusel en el que se convirtió la historia en sus postrimerías, de nuevo Roger Martínez se quedó sin gol ante Dmitrovic. El serbio sacó el pie para rechazar el disparo del colombiano en el minuto 83. Dejó sin premio un regate exquisito del cafetero a Arbilla y certificó la derrota amarilla.