Pero la ilusión, en el arranque, se difuminó pronto ante un Real Madrid en modo Kiev. Javi Calleja, con los deberes hechos y la cabeza en las vacaciones, optó por darle minutos al fondo de armario. Más allá del gesto de recuperar para la titularidad a Andrés Fernández, nueve meses después de su lesión en Anoeta, el técnico rescató del sueño de los justos a Bonera, Adrián Marín, Javi Fuego y Enes Ünal. Pero se enfrentó a un rival que se tomó el trámite en serio.

Zidane no escondió sus cartas, y apostó por un all in. Más allá de la anécdota de hacer debutar a su hijo Luca como portero titular, sobre el césped del Estadio de la Cerámico, se exhibió el que será el once que usará el técnico francés en la final de Champions. Convertido este duelo en prueba antes del examen final, el Madrid mostró, durante la primera mitad, una de sus mejores versiones.

Tras un par de avisos de Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo, Bale se inventó una fantasía para inaugurar el marcador. El galés, con un reverso de lujo, convirtió en bueno un pase de Modric. Su disparo se coló por la izquierda de la portería de Andrés Fernández.

Era el minuto 10 y, aunque Ünal había gozado de una ocasión en el arranque, el Villarreal no salía de una cierta atonía. Con Isco inspirado, Bale dispuesto a asegurarse su puesto en la final de Kiev, Cristiano siempre hambriento, y Kroos y Modric como metrónomos, el Madrid dominaba sin dificultades. Las combinaciones blancas impedían a un submarino a baja intensidad encontrar el esférico.

Fornals pudo transformar las cosas con un disparo desde la frontal que desvió Luca, pero fue el Madrid el que golpeó de nuevo. Un cambio de juego de Isco y un centro medido de Marcelo permitieron a la cabeza de Cristiano encontrarse con el esférico. Su remate desde el balcón del área pequeña se convertía en el 0-2.

Alimentó su confianza el Madrid y, en el último cuarto de hora del primer tiempo, encontró el área amarilla con relativa facilidad. Isco y Kroos rondaron el tanto, pero sin fortuna.

La segunda mitad fue otro cuento. Calleja espabiló a sus hombres en el vestuario que salieron con la intención de, al menos, complicarle la vida al Madrid. En el lado contrario, rebajó intensidad el conjunto merengue. La prueba había demostrado la solvencia del once, y ahora tocaba transitar los 45 minutos que restaban sin víctimas.

Sansone, más enchufado en el arranque de la segunda mitad, lo intentó con un lanzamiento de falta que obligó a Luca Zidane a lucirse. Llegaron los cambios, el deseado debut de Salem, y el reposo del guerrero para Modric y Cristiano antes de Kiev. Pero fue la entrada de Roger Martínez la que insufló descaro y determinación a los amarillos.

Tras una ruleta de Sansone en el área, que casi convierte en gol Ünal en el minuto 66, el colombiano exhibió la calidad que se la ha echado en falta desde su llegada en enero al Villarreal. Un pase de Rodri, después de un fino regate, lo convirtió Roger en un disparo cruzado que buscaba la escuadra. Incapaz de hacer nada para detener el esférico, el hijo de Zidane recibía su primer tanto en Primera División.

Quería más el Villarreal. Después de sacarle las costuras al Madrid, daba pena no darle la estocada a los blancos. Se encargó de ello Castillejo.Verso suelto como acostumbra, el malagueño se encontró con un maravilloso pase de Rodrigo a la espalda de la defensa. Ante Luca, supo regatear antes de anotar a puerta vacía.

A última hora, Lucas Vázquez perdonó el 2-3. Su disparo, tras un saque de esquina, selló el partido y la temporada. Misión cumplida y hasta la próxima.