En poco más de media década, Marc Grin ha logrado tocar techo en Murviedro. Elegido nuevo director general tras la marcha de Diego Talavera (quien en su día sustituyó al frente de la bodega al padre del nuevo director general, Michel Grin), este suizo de 43 años afincado en España trabaja para dar continuidad a un proyecto vinícola basado en la calidad e innovación.

Llevaba 5 años en la compañía al frente del departamento de marketing y exportación, ¿le sorprendió el nombramiento?

Sí, pero porque no pensaba que Diego nos fuese a dejar ahora. Dirigir esta bodega es un reto, pero me veo capacitado. Diego logró crear una marca, y ahora queda mucho por hacer para dar sentido a lo recorrido hasta ahora.

Después de años apostando por la innovación parece que ahora miran más a la tierra.

Bueno, en Murviedro seguimos desarrollando nuevas líneas de producto, como las gamas de espumosos y frizzantes que acabamos de lanzar al mercado, pero echábamos de menos pisar la tierra. Los Schenk (de quien Murviedro es filial en España) tenían viñedos en todos los países donde tienen bodega menos aquí. Eso ahora ha cambiado. Tenemos 10 hectáreas de Bobal de más de 80 años, y la idea es seguir avanzando en esta línea. La Bobal es una uva con la que siempre hemos trabajado con muy buenos resultados, pero es cierto que ahora hay más interés por ella tanto en el mercado nacional como fuera de España, y pienso que tenemos muy buenos vinos, como el Cepas Viejas, que ha tenido una gran acogida. Nuestro director técnico, Víctor Marqués, ha tenido mucho que ver en la creación de unos vinos que nos están dando muchas satisfacciones.

Están trabajando sobre una nueva bodega. ¿Puede avanzarnos algo?

Estamos diseñando una nueva bodega, que se emplazará en las cuevas de La Villa, en Requena. Allí queremos producir nuestros vinos más expresivos y crear un centro del vino en el que confluyan la historia y la innovación. Si no pasa nada podría estar lista para 2017.

¿Qué representa el mercado nacional para una bodega eminentemente exportadora?

Mucho más que hace unos años. En eso también se ha avanzado mucho, Con un volumen de 24 millones de botellas, hemos pasado de comercializar aquí de un 1 a un 10 por ciento, y la prioridad en estos momentos es continuar en esa línea de crecimiento, para lo que hemos dotado de más medios al equipo de nacional.

Ha citado antes el lanzamiento de las nuevas gamas de espumosos. ¿Qué representa esta «división» en el volumen total de la bodega?

De momento supone algo más de un 10%, pero seguimos creciendo. Tenemos la suerte de disponer de unas instalaciones isobáricas de primer nivel que nos permiten elaborar vinos espumosos de gran calidad. Tanto en España como en el contexto internacional es la nueva tendencia del mercado y las previsiones de crecimiento son muy altas.