La personalidad más íntima y desconocida de Mallorca reside en el interior de la isla, lejos de las playas frecuentadas por los turistas durante el verano. Una extensa red de carreteras, caminos y senderos recorre todos los rincones, desde los puntos más recónditos de la costa hasta la Serra de Tramuntana. Al recorrerlos se llega a bellos espacios rurales, bien conservados, con poblaciones defendidas por murallas, viviendas sencillas construidas con piedra arenisca, antiguas dependencias agrícolas y grandes construcciones nobiliarias. Con más de tres siglos de historia Bodegas Ribas es el referente del vino en Mallorca. La impresionante casona y su bodega, ubicadas en la población de Consell, datan de 1711, lo que la convierte en la tercera más antigua de España, sólo por detrás de Codorníu (1551) y la sevillana Góngora (1682). Las últimas generaciones de la familia propietaria de la explotación se han centrado en conseguir la mejor expresión del viñedo propio y en la elaboración de unos vinos personales, cálidos y elegantes, con marcado carácter mallorquín. En la actualidad los hermanos Araceli y Xavier Servera Oliver continúan una tradición viticultora basada en la tierra, de fondo pedregoso, calcáreo, con arenas y arcillas. En sus 40 hectáreas de viñedo ecológico se trabaja a mano con una importante diversidad de varietales autóctonas, como la recuperada Gargollassa entre otras más conocidas. Toda la uva pasa por tres estrictos controles de calidad: uno en la viña y dos en la bodega, dónde se cuenta con mesa de selección para racimos y cinta de selección para granos de uva. Las instalaciones enológicas originales también se mantienen perfectamente conservadas. Sólo dan cabida a los modernos depósitos de acero con control de temperatura o a las botas y barricas de roble francés de diferentes capacidades. Los tradicionales depósitos de hormigón los utilizan para las varietales tintas autóctonas con la intención de evitar al máximo la oxidación, donde realizan tanto la maceración como las fermentaciones. Entre los blancos está el «Ribas Blanc 2015», hecho con Prensal (90 %) y Viognier. De color amarillo muy pálido, con buena intensidad aromática, frutal, cítrico y floral. Fácil entrada de boca, cierta untuosidad, goloso, equilibrado, con un elegante final amargoso que, nos aseguran, aporta las viejas cepas de Prensal. Entre los tintos destaca el «Sió 300 de 2013», hecho con cepas viejas de Manto Negro (70%), Syrah (20%) y Gargollassa. Rojo cereza abierto de capa, aroma intenso, armónico, con recuerdos a frutas rojas y negras maduras, tostados, guindas en licor, complejo, balsámico. Buena entrada de boca, de cuerpo medio, tanino maduro, equilibrado, sabroso, goloso. Esencia pura del campo de Mallorca.