Su familia siempre ha estado vinculada al mundo el aceite, ¿cómo llegan al sector del vino?

A mi padre siempre le ha atraido el mundo de la agricultura. Hace más de un cuarto de siglo adquirió la finca El Renegado y comenzó a trabajar las viñas. Luego, cuando me incorporé a la empresa, comenzamos a desarrollar el proyecto con el hotel rural, la bodega y las actuales gamas de vinos.

Sus vinos tienen mucha presencia en el mercado valenciano. Con tanta competencia como la que hay actualmente, ¿cómo lo logran?

Pues trabajando mucho. La clave está en darle al cliente lo que quiere, cosas nuevas y buenas. Nuestra bodega ha demostrado en once años una trayectoria ejemplar, con una línea de calidad costante, una imagen consolidada y una política de precios acorde con lo que ofrecemos. Además, hacemos mucho trabajo de campo, muchas visitas, y eso hace que al final el restaurador también prescriba nuestros vinos.

En 2014 embotellaban cerca de la mitad de la producción de uva de la finca, alrededor de 400.000 botellas, ¿se mantienen en esas cifras o ha aumentado la producción de vino embotellado?

Seguimos manteniendo una clara línea ascendente, y en estos dos últimos años hemos crecido hasta casi las 600.000 botellas que produciremos esta campaña. En este sentido, la exportación nos ha servido para crecer fuerte en volumen, pero también es cierto que en mercados ya consolidados nuestras marcas de vino de más expresión, como el caso de Nodus, están teniendo mucha más demanda.

¿Qué supone en estos momentos la exportación?

Nosotros hasta ahora nos habíamos centrado en el mercado interno. Siempre hemos pensado que para ser alguien fuera primero tienes que ser importante en tu zona. En porcentaje, exportamos alrededor de un 35% de nuestra producción de vino, pero el objetivo es crecer significativamente, ya que el margen de crecimiento en otros países todavía es alto.

¿Como vive el conflicto entre las denominaciones de origen de la Comunitat Valenciana un bodeguero que produce vinos para varias de ellas?

Como se dice en el argot taurino, desde la barrera. En realidad lo vivimos con mucha tranquilidad. Nosotros terminamos vendiendo lo que nos pide el cliente, de manera que en este asunto el factor comercial tiene mucha importancia. Conviene tener en cuenta que, hasta el momento, existían unas «reglas del juego» en el sector que ahora pueden cambiar, lo que hará que algunas bodegas evolucionen. Por lo que respecta a la nuestra, buscaremos soluciones, pero no vamos a dejar de vender a nuestros clientes.

Fueron precursores del enoturismo en la zona con el hotel rural EntreViñas, ¿que peso tiene hoy este sector en su volumen de negocio?

Desde ese punto de vista tiene un peso marginal, pero para una bodega como la nuestra es fundamental disponer de unas instalaciones visitables donde el consumidor entienda la verdadera dimensión de nuestro trabajo. El enoturismo más que facturación nos aporta notoriedad.