Desde que accedió a la presidencia en 2012, Juan Gil no ha cejado en su empeño de situar a la DO Rías Baixas entre las más importantes del mundo. El organismo sigue trabajando en consolidar el consumo de sus vinos en el mercado local y afianzar su presencia en el contexto internacional. Además, trabajan en introducir en el mundo del vino a clientes de perfil más joven anteponiendo la calidad como el mejor camino para conquistar a los consumidores.

¿A qué saben los Albariños de la DO Rías Baixas?

Nuestros vinos reflejan lo que es Galicia. Son unos vinos conocidos y reconocibles por el consumidor. Son frescos, frutales, limpios… vinos que condensan la esencia del Atlántico.

¿Donde «funcionan» mejor sus vinos, en el mercado nacional o en el internacional?

El mercado nacional sigue siendo nuestro principal aliado, sobre todo en el noroeste del país, donde actualmente se consume más de la mitad de nuestra producción. En el ámbito internacional las cifras siguen creciendo campaña tras campaña, y la exportación ya supone alrededor del 30% del vino elaborado en nuestra zona. Nuestra hoja de ruta para los próximos años se ha planteado con el objetivo de alcanzar un equilibrio entre el mercado del noroeste español, el resto del país y la exportación.

Siendo una zona minifundista, ¿será complicado para muchas pequeñas bodegas adentrarse en la exportación?

No necesariamente. El gallego nunca ha tenido miedo de salir fuera, y esa actitud es también trasladable al sector del vino. La mitad de las bodegas adscritas a la DO Rías Baixas están exportando en la actualidad, sobre todo en Estados Unidos, principal destino de nuestros vinos. En Nueva York, por ejemplo, uno puede encontrarse en tiendas y cartas etiquetas de pequeños elaboradores con producciones muy limitadas.

Habrán comenzado ya la vendimia. Ha sido un año atípico, con menos lluvias y mucho más calor en verano. ¿Qué previsiones manejan en cuanto al volumen y calidad de la uva?

Este año nuestras previsiones apuntan a una pequeña merma en el volumen de cosecha de uva. Durante la segunda parte de la floración del viñedo se registraron episodios de lluvias abundantes, lo que ha provocado una reducción de entre el 10 al 15 por ciento. También es cierto que el verano tan seco que hemos vivido ha servido para que no apareciesen hongos y otras enfermedades que podrían tener una incidencia negativa tanto en el volumen como en la calidad de la uva. La calidad de los racimos que empiezan a entrar a bodega es altísima, por lo que, como se dice por aquí, este año los enólogos van a tener poco trabajo. Creo que la de 2016 va a ser una cosecha para recordar.

Son de las pocas DO’s españolas que han logrado que el viticultor también vea recompensada de manera directa su compromiso con la calidad. ¿Cómo lo consiguen?

A base de exigencia, mentalización y compromiso. Nuestros vinos no compiten en el mercado en el segmento de precios, sino en el de calidad. El viticultor lo ha entendido desde el principio, y plantea sus cultivos en busca de la máxima calidad de la uva por encima del volumen que pueda obtener por hectárea. Además, las bodegas han implantado sistemas de liquidación en los que se premia la calidad por encima del grado.

Volviendo a la comercialización, ¿qué peso tiene el mercado valenciano en su volumen de negocio?

Para nosotros el mercado valenciano es prioritario. Se trata de una zona muy competitiva que también apuesta por sus productos autóctonos, por lo que tener presencia aquí es un reto y un estímulo para nosotros. Además, la gastronomía de la Comunitat Valenciana es aliada perfecta para nuestros albariños.