Las alcachofas ya comienzan a estar para comer „ha empezado su temporada„. Es una hortaliza diurética, virtud que ayuda a arrastrar hacia el inodoro, el orinal o la misma calle (véanse los funestos botellones) la llamada «arenilla», antes de transformarse en un cálculo renal.

Las alcachofas «esconden con coquetería de mujer sus corazones y así es más apetitoso el llegar a lograrlas poco a poco», escribió Ramón Gómez de la Serna. Y encontrar su punto G.

Decimos más, ya que estamos en el universo femenino. El suizo Rondissoni, que durante más de 25 años, en el periodo de entreguerras, fue profesor en el Instituto de Cultura de la Mujer (Barcelona), ideó las recetas de alcachofas a la Doroty y Aurora.

Vayamos a la alcachofa de Benicarló, con Denominación de Origen desde el 18 de septiembre de 1998, conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación, y definitivamente ratificada por la Unión Europea el 12 de noviembre de 2003.

Hubo tiempos en que la col se plantaba mucho en Benicarló. El profesor Sanchis Guarner recogió un dicho popular al respecto, nacido en Cálig (Baix Maestrat): «Encara que estiga ací, a Vinaròs planto ceba, a Benicarló la col, y a Peñíscola la bleda».

Y es que la producción y comercialización de la actual alcachofa de Benicarló comenzó a finales de la década de los años 40 (del siglo XX).

En el libro «La Cocina de Al-Andalús», de Inés Eléxpuru, hay varias recetas con esta hortaliza (también en un manuscrito de Ibn Razin, nuestro lejano familiar). Me refiero a «la hechura de plato con alcachofas». Contenía carne con garbanzos, alcachofas, cebolla y cilantro.

Al parecer, porque los filólogos no se ponen de acuerdo totalmente, la palabra alcachofa proviene de la voz árabe al-jarsuf.

Néstor Luján, citando a Bertrand Guégan, editor de la traducción francesa del clásico latino «Los diez libros de la cocina de Apicio», afirma que la alcachofa proviene de una especie de cardo, el kinara, presente ya en la cocina de la Grecia clásica.

Los agricultores más veteranos de Benicarló recuerdan que cultivaban una variedad de carxofera, de la cual aprovechaban sus tallos tiernos (cardets) para elaborar, verbigracia, la olleta benicarlanda, típica en la romería a la Mare de Déu de la Font de la Salut.

La DO Alcachofa de Benicarló ampara la producción de la hortaliza en esta villa, Cálig, Peñíscola y Vinaròs. La variedad es la blanca de Tudela, la más cultivada en España. Se recolecta desde octubre hasta la primavera. La mejor alcachofa es la de invierno.

El poeta hispano-musulmán Ben Attala (siglo XI), escribió esta oda a la alcachofa: «Hija del agua y de la tierra, su abundancia se ofrece a quien la espera en un castillo de avaricia. Parece, por su blancura y lo inaccesible de su refugio, una virgen griega escondida entre un velo de lanzas».

La alcachofa tuvo fama de afrodisíaca en Francia. Lean esto (no necesita traducción): «L´artichaut, le bel artichaut/ Pour monsieur et pour Madame/ Pour échauffer les corps et l´ame/ Et pour avoir le cul chaud». El profesor Grande Covián la incluyó entre las verduras que «contribuyen eficazmente a la dieta por su contenido en nutrientes esenciales». A la plancha, suelen carbonizarlas. Un mal hábito levantino.