La ciudad de Olmedo, en Valladolid, ha sido desde siempre encrucijada de caminos y reiterado campo de batalla entre los reinos ibéricos que pugnaban por el control de unas estructuras monárquicas que se consolidaron en las postrimerías de la Edad Media, alumbrando ya el Renacimiento. Después de épocas de sucesos violentos se hizo popular en la comarca un romance sobre un caballero que fue asesinado por cortejar a la prometida de otro noble y Lope de Vega recogió la trama para una célebre obra de teatro. En este escenario se encuentra el Monasterio de La Mejorada, que debe su nombre a una vecina que, en el siglo XIV, recibió una «mejora» en su herencia que incluía el dominio de las tierras donde en la actualidad se emplaza la bodega. El monasterio, de la orden de los Jerónimos, fue mandado construir al finales del siglo XIV por Fernando de Antequera, más tarde coronado como Fernando I de Aragón. El edificio ha sido restaurado y rehabilitado como bodega por la empresa familiar del arquitecto Rafael Moneo quien, asesorado por su equipo técnico, elabora unos vinos tintos de gran personalidad bajo la denominación de Vinos de la Tierra de Castilla y León. Entre las dependencias del edificio destaca la capilla de estilo mudéjar, junto al antiguo claustro que acoge las modernas instalaciones de la bodega. El vino más conocido que elaboran es Las Cercas, elaborado con dos varietales que se complementan, la estructura y nervio de la Tempranillo (60%) con la elegancia de la Syrah. El de 2012 tiene un aroma intenso y elegante, que necesita su tiempo para abrirse en la copa y expresar su riqueza de matices. Tiene notas especiadas, tostados, fruta roja madura (cerezas) y frutillos negros silvestres, con recuerdos balsámicos, minerales y florales. En boca muestra una potencia comedida, con buena estructura, sensación de fruta fresca y amables taninos. El más especial de los vinos que elaboran en la actualidad es el Tiento, un divertimento que hacen con lo mejor de las Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon, Malbec y Syrah que cultivan en sus cuarenta y dos hectáreas de viñedo. El de 2009 está en un momento magnífico. Su aroma es complejo, con recuerdos a frutos negros maduros y en compota, a sotobosque, balsámico y especiado, con notas ahumadas. Paladar con estructura afinada por el tiempo, amable pero con garra, taninos maduros, goloso, fresco y persistente. El mismo Lope, que aunque de origen humilde era poco afecto a la plebe, tomaría estos vinos con unas lentejas pardinas con morros de ternera o con lechazo asado, platos del agrado de la nobleza castellana.