Irrumpe con fuerza la moda de los vinos espumantes o de aguja, ligeros, afrutados y aromáticos. A algunos consumidores senior hablarles de vinos de aguja, o frizzantes, como se dice ahora al modo italiano (vi d'agulla, ardo txinpartadun, pétillant, perlwein, semi-sparkling wine, vinho frisante), les traerá a la memoria recuerdos de su juventud, cuando en los años 70 del pasado siglo alcanzaron gran popularidad. Este tipo de vinos puede tener el gas añadido o puede ser natural de la propia fermentación, pero la burbuja debe ser fina, ligeramente perceptible al tacto en el paladar, sin llegar a formar espuma en la superficie de la copa. Su grado es moderado al conservar parte de los azúcares del mosto, por lo que pueden ser dulces, abocados o semi secos, pero siempre jóvenes y afrutados, que necesitan ser servidos muy fríos. El sector bodeguero se ha adaptado con rapidez a la nueva tendencia de mercado, apoyado por la evolución que ha conocido en estos tiempos la industria de la enología, de la que los espumantes se han visto muy beneficiados. La valenciana Bodegas Vicente Gandía sacó hace tres años la gama Sandara, en principio solo con un par de referencias, blanco y rosado, que en unos meses se vio ampliada con un espumoso tinto y una sangría, dada la excelente acogida que han tenido en todos los mercados por parte de los consumidores de más de medio centenar de países. Y es que en 2016 se vendieron 1,3 millones de estas botellas en todo el mundo. Parecía que estaba completa la familia Sandara cuando, lejos de conformarse con este éxito, presentaron un nuevo miembro, dando un paso más en este concepto de bebidas informales ya que, utilizando como base el vino blanco, principalmente de Macabeo y Merseguera, lo combinan con lima y hierbabuena para conseguir un refrescante Wine Mojito, listo para tomar y arrancar sonrisas sin necesidad de añadir hielo que agüe la bebida. El mojito auténtico está hecho con ron blanco cubano, azúcar, hojas de menta, zumo de lima, hielo pilé y soda. Una combinación sencilla de sabores dulces y ácidos, con el aroma fragante de la hierbabuena, que gusta a todos, a no ser que se sea «intolerante» a la menta. El Sandara Wine Mojito debe tomarse muy frío, tiene solo 8% Vol. de alcohol natural del vino. Muestra un atractivo color verdoso con reflejos amarillos. En nariz tiene aromas intensos a cítricos tropicales y a manzanas verdes, con refrescantes toques mentolados y a hierbabuena. En el paladar se muestra equilibrado entre su dulzura, su agradable acidez y una fina burbuja que potencia los aromas. Un tipo de vinos que vuelve, tecnificado y afinado, para pasar buenos ratos con los amigos y que puede servir para acercar a los jóvenes al mundo del vino.