La antigua Bodega de la población de San Juan, una pequeña aldea entre los viñedos de Requena, fue construida en 1956 con las propias manos de algunos de los socios fundadores de la cooperativa de viticultores. Los hermanos Valsangiacomo, de la bodega de Chiva del mismo nombre y quinta generación de bodegueros, son los actuales gestores y quienes la han rehabilitado respetando su esencia original. Su tamaño es contenido y, aunque se han realizado algunas mejoras, las instalaciones son las originales, un auténtico patrimonio enológico en depósitos de hormigón en crudo, sin pintar, que en la actualidad están en plena vigencia.

Los enólogos de la bodega se muestran entusiasmados con las virtudes que aporta este material para la elaboración de vinos de alta calidad. Arnoldo Valsangiacomo y Modesto Francés nos aseguran que el hormigón produce una micro oxigenación natural por el propio poro del hormigón que redondea los taninos y favorece la estabilidad de los vinos. No está sujeto a cargas electroestáticas y otra gran ventaja que aportan los 40 cm de grosor de sus paredes es que mantienen la temperatura, aunque también disponen de placas refrigeradoras. En los tintos trabajan con la técnica del delastage, pasando el mosto-vino de los depósitos superiores a los subterráneos, sin nada de pasta, para verter el líquido un par de horas después sobre el sombrero formado por los hollejos, buscando extraer color y aromas, con menor astringencia.

Todos los vinos pasan por los depósitos de hormigón, incluso el Bobal de San Juan Rosado 2016, de intensidad de color media y tono fresa, con la tipicidad de la zona. No tiene sentido que con la Bobal se haga un rosado pálido como los que están ahora de moda por demanda de los mercados internacionales, un color que no es el suyo, «para eso hay otras varietales», consideran. Su aroma recuerda las frutas ácidas, sin caer en las empalagosas golosinas, con notas herbáceas y florales (hinojo, violetas). En boca es sabroso, goloso y fresco.

El Bobal de San Juan tinto de 2015 pasa un mínimo de un año en depósito con sus lías, al que se le incorpora una parte muy pequeña de vino que ha pasado por tino o por barrica de roble francés. Las uvas también proceden de viñedos seleccionados en los que realizan determinadas prácticas de viticultura y son vendimiadas en su momento oportuno. El vino es de color granate, de capa media-alta. Buena presencia de fruta negra fresca y en sazón, con recuerdos a regaliz y pimienta rosa, a lavanda y cierta evocación terrosa y mineral. Buena boca, con sorprendente frescura, cítrico, envolvente, de cuerpo medio y taninos pulidos, con buena longitud. Unos vinos que deben su personalidad al respeto bien entendido por la tradición de su entorno.