La caña de azúcar o «canyamel» se cultivaba desde antiguo en la Península Ibérica, traída por los árabes. En Gandía aún existe el «Carrer del Trapig», donde estaba ubicado el ingenio que extraía el azúcar de las plantaciones que el Ducado tenía en la comarca de la Safor. Destilerías Ferri fue fundada en 1920 en la población de Bellreguard y es una de las pocas empresas elaboradoras de licores que quedan en la Comunitat Valenciana. La tradición de la casa se fundamenta en la maceración de productos naturales en los aguardientes, no en el adicionado de aromas sintéticos. Así, para hacer su licor de café Colau tostaban ellos mismos el grano, para su Crema de Fresas con Tequila Buitral utilizan concentrado de fruta y aromas naturales, corteza y zumo naranjas para el Naranchelo, cacao puro para el licor de chocolate y plantas aromáticas naturales para sus famosos herberos, anises y cazallas. Esta filosofía la han trasladado a productos de nueva generación, como el licor de palomitas o el de nube.

Con el ron han querido elaborar un producto diferente pero sin perder la tradición de un pasado histórico y vieron que, para que fuese de alta calidad, tenían que disponer de una plantación propia de caña. En la zona todavía hay agricultores que la continúan plantando en huertos y jardines para consumo de los más pequeños, por lo que no fue difícil encontrar la simiente que, nos asegura Salvador Ferri, director gerente de la empresa, «es de caña blanca, del tipo de la que se cultiva en Egipto, de excelente calidad». La mayoría de rones, tanto los de tradición hispana como los de origen británico (Barbados, Bermuda, Belice, Guyana), proceden de melazas de caña, subproductos de diferentes calidades que resultan de haber extraído gran parte de sus azúcares cristalizados y son, en su mayoría, criados en soleras. En cambio, los rones que se elaboran en los departamentos franceses de ultramar y sus excolonias caribeñas, proceden de manera exclusiva del jugo de la caña y la crianza es estática.

Este Cañamel es diferente a todos ellos, parte de un aguardiente de caña de gran calidad añejado algo más de un año en barrica al que se le añade jugo fresco de caña de azúcar. Con posterioridad aún permanecerá 6 meses más en barricas de roble que han contenido Brandy Centenario Gran Tenor. Por todo ello este ron es tan particular, no se parece a ningún otro. El Ron Cañamel es de color caoba, puede presentar cierto precipitado natural al no estar filtrado. Aroma intenso a jugo de caña fresco, es frutal, vegetal, balsámico y especiado, evocador de paisajes caribeños y tropicales. Suave entrada en el paladar, sensación dulce, sabor intenso a miel de caña, tostados y especias. Un ron para tomar solo y sin hielo, no como trago largo, en cuyo caso convendría amortiguar el dulzor del refresco de cola con dos golpes de Angostura.