La orografía de la comarca leonesa de El Bierzo está dibujada en gran medida por la erosión fluvial que ha formado un cerco montañoso que abraza la hondura surcada por los valles de la cuenca del Sil. En este paisaje de montaña los viñedos se extienden desde las zonas más bajas hasta las parcelas cultivables que llegan hasta los 900 metros de altitud. La influencia del Atlántico hace que el clima del Bierzo sea más suave que el continental del resto de la provincia, aunque se dan diversos microclimas al haber grandes variaciones según la altitud y la orientación de los terrenos.

A finales de los años 80, Nemesio Fernández Bruña comenzó a adquirir viñedos viejos de las zonas altas y poco fértiles en el entorno de Valtuille de Arriba, unas cepas a las que entonces los agricultores no valoraban en su justa medida debido a su baja productividad. Ahora es su hijo, el ingeniero agrónomo Isidro Fernández Bello, el responsable técnico de Casar de Burbia, quien, además de un par de blancos de Godello muy destacables, elabora tres gamas de vino tinto con la autóctona Mencía, dependiendo de la altitud a la que se encuentre el viñedo de la propiedad, distribuido en 52 parcelas que hacen un total de 27 hectáreas.

Con uvas de varias parcelas de la zona intermedia en terrenos con trazas de pizarra, arcillas, aluminio y hierro, hace el «Hombros», en el que emplea una práctica de viticultura que consiste en cortar el ápice de los incipientes racimos para evitar los granos que no habrán alcanzado el punto óptimo de maduración en el momento de la vendimia. Conservan solo la parte superior del fruto, donde están los hombros, con las mejores bayas. El resultado es un vino serio, complejo, de color rojo picota casi opaco, con un ribete muy vivo. Aroma intenso, frutal, mineral, especiado, balsámico, con recuerdos a tostados y a frutos secos. Boca potente, con equilibrio, agradables taninos, con un largo recorrido en el que se deslizan el grafito, los tabacos y las frutas rojas maduras. Con las cepas más viejas de la parte alta, plantadas en 1903, hacen el «Tebaida Pago Nº 5». Apenas 1.200 botellas cada cosecha en las que expresan el amplio abanico de sutiles fragancias que se pueden obtener con la Mencía para conseguir un vino elegante y mineral. De una sola parcela como el anterior es el «Tebaida Nemesio», homenaje al patriarca de la familia. Procede del pago de San Salvador, un viñedo centenario de muy baja producción situado en la parte alta de Valtuille de Arriba, a una altitud de 700 metros cuya particularidad es su predominancia de arcillas. Tiene aromas a sotobosque, balsámicos, con matices florales, sobre un fondo de frutos maduros. En el paladar se muestra con cuerpo, amable, fresco y elegante, equilibrado, carnoso, con taninos maduros y sensación frutal. Una muestra excepcional de las Mencías de El Bierzo.