Alguien ha dicho que el vino es una sinfonía inacabada, hasta que es consumido y en ella se interpretan acordes de viña, bodega, profesionalización, calidad, comercio, opiniones y armonización con los alimentos. Todo un proceso enológico, hoy en día superado por la conocida «cadena de valor».

En tiempo actual y en momentos de decadencia del consumo en países productores y ajustes en las naciones emergentes, se trasmiten opiniones diversas sobre la complejidad de la interpretación del valor de un vino y lo difícil que resulta para un consumidor la elección de un vino entre tanta diversidad y competencia.

Las opiniones van desde los minimalistas, que han acertado en la simplificación de un numero para identificar la calidad de un vino, a los que piensan que el vino es algo más que un simple bien de consumo, y una escueta referencia numérica les merece falta de respeto a su cultura. Entre ambos se juega una forma de interpretar, escenificar y dar respuesta al consumidor medio y respetar el compromiso con el sector y la sociedad.

Reconocido el vino y valorada su aceptación por el consumidor tres pueden ser los acordes -conceptos- que pueden ayudar a mejor conocer y disfrutar un vaso de buen vino. Se trata de aceptar y trasmitir el significado de DIFERENCIA, AUTENTICIDAD Y NATURALIDAD expresados en términos que el consumidor los entienda y aplique a un vino. Veamos algunos de sus significados:

En razón a la utilidad el término DIFERENCIA, se considera todo aquello que el vino evoca como imprescindible debido a un paraje, un buen hacer y una cultura vitivinícola reconocida. Unido a expresiones de frescura, afrutado, acidez, maduro, verde, tipicidad. El vino gusta más o menos que otro de su mismo tipo.

Por AUTENTICIDAD se entiende su procedencia de unas uvas, refleja su origen y va más allá de del ser o no natural y el mismo origen. Se une a la trazabilidad y a componentes ligados a la acidez, extracto, concentración de compuestos polifenólicos, juventud/crianza, aromas, bouquet y a la relación uva madura/terroir. El vino debe proceder de la uva madura.

El vocablo NATURALIDAD se une a relación con la naturaleza, el reflejo de respeto al medio y tratamientos vitícolas y enológicos, carencia de alteraciones y defectos manifiestos. Se identifican con vinos más puros, naturales, únicos, persistentes, personales, sin defectos, singulares y tan cerca de lo natural como demostrable. La tendencia actual es a «tocar» los vinos lo menos posibles, un poco volver a empezar.

Alguno puede pensar que añadir estos acordes a un vino valorado con X puntos en N referencias o publicaciones, no necesitan más que los 80/95 puntos resultantes y hay suficiente información, no haciendo falta acorde de acompañamiento, ni marear la perdiz, pero quizás deban mantenerse que esos puntos son útiles en grado sumo, pero en esa gama de aceptación por un jurado, hay vinos muy diferentes, distintos y diversos.

Es posible que el futuro vaya a la interpretación de estos acordes básicos en la estructura armónica de un vino o que se dé por supuesto que están dentro del resultado global de la cifra obtenida, pero la competitividad y las redes sociales impondrán modismos, lenguaje y nombres propios, sobre todo en segmentos de consumo más juveniles e igual dan luz y consolidan sus opciones vínicas y no las de la competencia. En este sentido los ciudadanos siempre impondrán sus términos y formas de mejorar la información.

En tiempos donde la velocidad de la comunicación se impone (a ritmo de apretar el botón de un ratón), será difícil mantener la utilización del mismo en la elección de un vino en una carta, pensar lo que más conviene y dialogar con el sumiller sobre las excelencias propuestas. Es necesario mayor inmediatez, agilidad o destreza para la selección, cosa que por otro lado la competencia ha sabido hacer, pero se incrementa la necesidad de conocer.

Mientras se incrementa la afición por el vino, no lo olvide, además de puntos use conceptos que le permita interpretar su mensaje y no se olvide que junto con la máxima de que «el vino proviene de la uva» añádale a los «puntos» una reflexión en torno a donde encuentra la diferencia, ser o no auténtico o si entra o no dentro de lo que se entiende por natural.