Desde que el enólogo y gran personaje del vino que es Pepe Mendoza comenzó su andadura entre viñedos, depósitos y barricas no ha dejado de preguntarse cada día por el comportamiento de las vides ante diversos factores, tanto ambientales como los producidos por el ser humano, porque siempre ha defendido con pasión que para razonar lo que ha llegado hasta la botella hay que plantearse qué ha ocurrido en el campo. Hace unos días ha comenzado a presentar los primeros vinos con los que inicia una nueva etapa en su vida profesional sin dejar la empresa familiar de Bodegas Enrique Mendoza. En ella ha venido haciendo desde hace más de tres decenios vinos emblemáticos de la Comunitat Valenciana, como su famosos Santa Rosa, Estrecho y el más reciente Las Quebradas, con el que enlaza por su filosofía con sus elaboraciones más actuales.

Durante estos últimos treinta años ha investigado con tecnología de precisión para intentar entender mejor el terreno, las plantas, las levaduras y el tiempo, para «pensar cómo piensa la planta», afirma, todo encaminado a evitar que los vinos resulten cálidos, con fruta sobremadura y a alargar su capacidad de guarda en un entorno puramente mediterráneo, ahí está el reto. El de ´Casa Agrícola´ es un proyecto personal que emprende junto a su mujer y sus hijos, con 14 hectáreas de viñedo repartidas entre las comarcas alicantinas del Alt Vinalopó y La Marina, y cuatro depósitos que le ha dejado su padre. En el campo hace infusiones de ortigas y plantas medicinales con las que él mismo pulveriza el viñedo para combatir plagas y vinifica con levaduras ambientales, «que siempre dan algo más de complejidad que las industriales». De momento ha sacado al mercado un blanco y un tinto jóvenes en una línea que lleva su nombre y en breve presentará la gama Pureza, de perfil más radical, como un Moscatel seco hecho con sus brisas, sin aditivo alguno, en ánfora de barro.

Entre los primeros está el Pepe Mendoza Casa Agrícola Blanco 2017, hecho con Moscatel de La Marina y Macabeo y Airén de cepas viejas del Vinalopó, que ha permanecido 4 meses con sus lías. Es de color amarillo verdoso, aroma intenso muy floral (galán de noche, manzanilla, té de roca), con recuerdo amoscatelado y a mostaza picante. En la boca se muestra potente, con volumen, untuoso, graso, con frescura, cítrico de limón maduro, flor seca, fruta amarilla, final largo, con ligero toque salino. Un vino que sabe a lo que huele. El Pepe Mendoza Casa Agrícola Tinto 2016 es de Monastrell, Syrah y Alicante Bouschet, lleva una pequeña cantidad de raspón y solo parte del vino ha pasado por barrica. Su color es rojo picota de capa alta y ribete cardenalicio. Aroma intenso a fruta roja, cerezas maduras, muy suaves tostados, balsámicos, sotobosque, plantas aromáticas. Con buena entrada de boca, fresco, frutal, con agradable tanino y alegre astringencia. Con la evocación a fantástica frescura de las noches de verano que nos ofrece el Mediterráneo.