La impunidad de Netanyahu

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu nunca ha querido la paz con los palestinos. Israel ha roto la tregua  que mantenía desde hace dos meses y ha asesinado a  400 personas, la mayoría niños. Las imágenes que nos han llegado de Gaza, con niños muertos tras el bombardeo de Israel hacinados en literas son espeluznantes y demuestran la degradación del ser humano. Mientras este genocidio sigue perpetrándose con la aquiescencia de EEUU, también cuando estaba Joe Biden en la Casa Blanca, la comunidad internacional permanece callada, sin tomar ningún tipo de represalia contra el Gobierno de Netanyahu. Ni sanciones económicas ni ruptura de relaciones diplomáticas ni cese en la venta de armamento. Ningún país parece dispuesto a poner coto a estos abusos que cuenta con el principal respaldo, económico y militar de EEUU.

El presidente de EEUU, Donald Trump anunció que se iba a desatar un infierno en Gaza, si Hamás no liberaba a los rehenes judíos que todavía permanecen en manos de Hamás. Con Trump en el poder, Netanyahu tiene las manos libres para seguir con las operaciones militares en suelo de Gaza, destruir lo poco que todavía queda en pie, tras casi un año y medio de fuertes bombardeos contra la población civil y acabar con la esperanza de un pueblo de vivir en paz.

Israel nunca ha cumplido con las resoluciones de la ONU que le obligan a abandonar los territorios ocupados. No solo ha incumplido todas estas resoluciones sino que, además, ha incrementado los asentamientos ilegales en territorio palestino. La solución de los dos Estados está muy lejos de alcanzarse.

Netanyahu quiere terminar el trabajo que empezó tras el ataque de Hamás en suelo israelí y que no es otro que aniquilar al pueblo palestino. Se atacan escuelas, hospitales, ambulancias. No se distingue entre objetivos militares y civiles.

Mientras continúe la guerra, Netanyahu que tiene varias cuentas pendientes con la justicia, no será juzgado por corrupción.

La Franja de Gaza es un auténtico cementerio de cadáveres mutilados y ensangrentados por las bombas de Israel. Dolor y desolación es lo único que se respira en esta parte del mundo, acostumbrada a sufrir. El ruido de las bombas, el llanto de los niños dibujan un escenario de auténtica crueldad contra el ser humano.

Netanyahu está sometiendo al pueblo palestino a las mismas atrocidades que el nazismo cometió con los judíos.

La maquinaria de la guerra en Gaza solo sirve para sostener al gobierno extremista de Netanyahu, poniendo en peligro la democracia israelí.