Ganas de vomitar

Los ciudadanos no nos merecemos estos representantes públicos. Les Corts Valencianes volvió ayer a convertirse ayer en un escenario nauseabundo por parte de todas las fuerzas políticas. La sesión de control al presidente Carlos Mazón fue un auténtico bochorno. En la barra de un bar se escuchan debates más sesudos que el que presenciamos en les Corts.

No se sacó nada provechoso de este nuevo circo al que nos tienen acostumbrados nuestros políticos. Solo se escucharon insultos y descalificaciones permanentes. Las sesiones de control están para otra cosa y pueden llegar a ser muy útiles, si cumplen con su cometido.

La situación en las zonas afectadas tras la dana, obliga a la clase política a trabajar para que la reconstrucción llegue lo antes posible. Algunas viviendas siguen sin ascensor, cinco meses después de la catástrofe. En Les Corts no se escuchó ninguna referencia al dinero que va a emplear la Generalitat en la reconstrucción ni en qué situación se encuentra el plan de recuperación que está elaborando Gan Pampols para reconstruir los municipios afectados. No se habló de lo realmente importante.

La oposición tiene muchos motivos para pedir la dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat por su nefasta gestión durante la dana, pero esto no son formas.

La falta de respeto institucional se ha convertido en algo habitual y recurrente. Uno que ya pinta canas recuerda con cierta nostalgia los debates que se producían en el Parlamento durante la Transición y escuchaba a líderes de diferentes partidos políticos como: Blas Piñar, Santiago Carrillo, Manuel Fraga, Adolfo Suárez o Felipe González defender sus ideas con vehemencia, pero siempre desde el respeto. Aquello sí eran debates. El nivel de la clase política era otro. La oratoria. Eran debates de mucho contenido y de muchas ideas. Hoy escuchas a personajes como Gabriel Rufián y te echas a temblar.

El debate parlamentario ha llegado en nuestro país a unos niveles absolutamente deleznables. Se insulta con absoluta impunidad, como hizo el diputado del PP González de Zárate, llamando “ratonera de Paiporta” a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé y en los mismos términos se mofó de la ministra Ana Morant a la que llamó “caniche de Gandía”. Este señor no ha sido cesado por el PP ni tampoco fue reprendido ni llamado al orden por el presidente de Les Corts.

A estos señores que se supone nos representan, les pagamos con nuestros impuestos.