Tratándose de una autonomía costera acudir a la playa valenciana siempre ha sido la opción preferida de muchos para sofocar las altas temperaturas del periodo estival. Sombrilla, toalla y hamaca en mano, miles de bañistas arman filas para acudir a la playa más cercana y pasar los más de treintaytantos grados de la manera más común: con la brisa del mar. Sin embargo, no todos piensan igual. La vuelta a casa con la arena pegada a la piel obstaculiza en muchos casos que la playa siga siendo la primera opción.

Inconvenientes como estos son los que inducen a muchos a cambiar el rumbo de sus decisiones, a pesar de que la nueva opción suponga un gasto añadido a sus planes. Las piscinas urbanas, como la del Vedat en Torrent, la del Grao en Gandia, la de Paterna o la Castellar-Oliveral son una elección cada vez más demandada. Y lo es porque las piscinas supieron utilizar sus recursos: «renovarse o morir», que dice el refrán.

En los últimos años las piscinas urbanas, incluidas en muchas ocasiones en barrios deprimidos, empezaron a captar ideas propias de los parques acuáticos para atraer a la clientela. Hinchables, toboganes acuáticos, estatuas que tiran agua a los bañistas, incluso una pista de obstáculos en el césped para niños y niñas, son los atractivos para grandes y pequeños.

De los mayores, por la tranquilidad que supone como padres, teniendo en cuenta que pueden tener más vigilados a sus hijos, a la vez que se ahorran el peligro de que el pequeño sea arrastrado por las corrientes mar adentro; además de la comodidad de llevarlos a casa limpios, sin restos de arena. De los más pequeños, simplemente por la diversión que comportan para ellos todas estas instalaciones.

«En la playa, ¿qué tienen? Como mucho pueden hacer castillos de arena. En la piscina tienen los hinchables, los toboganes de agua...», explica Víctor Mazariegos, gerente de Aquaval, la empresa que coordina tanto la piscina de Benicalap como la del Parque del Oeste, en l’Olivereta.

Con un niño en un brazo y la toalla en otro, Angelina Bonilla hace cola para entrar en la piscina del Parque del Oeste. Dentro espera su otro hijo. «Ir a la playa con dos hijos es imposible para mí», asegura, mientras narra: «Imagínate: los dos niños, la hamaca, la sombrilla, las toallas, la crema protectora, y cubos y rastrillos porque sino se aburren... Ah, y todo ello en un autobús lleno hasta los topes... Aquí pago tres euros y medio, pero llevo al niño duchado, me evito problemas y disfruto unas horas del agua al lado de mi casa».

Pero también los hay que prefieren recorrerse toda València antes de bañarse en el agua de la Malva-rosa. «No está limpia, por mucho que haya una bandera azul ondeando: hay plásticos, algas, compresas... La arena no es un problema, aquí hay césped y también tienes que quitártelo de la toalla, el problema es que me da asco meterme en el mar», aseguran tanto Javi González, como Natalia Fabra, que viven en el Cabanyal.

Ante todos estos inconvenientes, que las piscinas pasen con nota el número de asistentes en verano es un hecho. Sin embargo, la mayor prueba de fuego la pasan los fines de semana, cuando el aforo se llena hasta el 80 %. El agosto, sin embargo, se hace en julio, antes de que el vecindario empiece a irse de vacaciones fuera de València.

«En agosto aquí no vienen turistas, los turistas van a la playa», indica el gerente de Aquaval. De hecho, tanto Ancor Santana como Javier Guijarro, dos vecinos del barrio que aseguran que acuden a la piscina porque está al lado de su casa, con lo que se evitan el pago de billetes de autobús y metro. «Así nos ahorramos dinero, y eso lo invertimos en venir aquí», explican.

Y es que la piscina urbana está pensada para eso, para dar oportunidades a zonas de la ciudad que, de otra forma, no podrían permitirse un simple chapuzón.

Noches temáticas

Los trasnochadores tienen ahora dónde pasar las últimas horas del día. Los viernes por la noche la piscina del Parque del Oeste se llena de luces, humor y bailes al tiempo que los altavoces vibran con cada nota. Hoy los bañistas volverán a revivir el pasado en la fiesta de los 70, pero la semana que viene el viaje no será en el tiempo. Exhibiciones de capoeira y el sonido de la batucada transportará a los bañistas a tierras brasileñas. El remember electrónico colonizará la pista el próximo 17 de agosto y los disfraces darán vida a la fiesta el viernes 24. La despedida del verano irá acompañada de un sorteo de regalos.

Las 5 mejores

Piscina Parque del Oeste

Dispone de una piscina olímpica, toboganes de agua e hinchables. Su horario es de lunes a viernes de 12 a 18.30 horas y los fines de semana de 11 a 19 horas. Además, dispone de «apertura nocturna» hasta la una de la madrugada.

Piscina Parque Benicalap

Al igual que la piscina del Oeste, dispone de instalaciones propias de los parques acuáticos. Abre de lunes a viernes de 12 a 20.30 horas; y de sábado a domingo de 11 a 19 horas.

Piscina de Quart de Poblet «Aqquart»

Cuenta con una zona infantil, por lo que es muy recomendable para ir con niños pequeños. Además dispone de una piscina lúdica con cascada. El horario de apertura es de 11 a 20 horas.

Piscina Parc Vedat

Cuenta con pases familiares de 12 euros, jacuzzis, toboganes y parque infantil. Abre de lunes a sábado de 10 a 19 horas y los domingos hasta las 20 horas.

Piscina «Segóbriga Park»

Su piscina está tematizada en la edad media y dispone de toboganes, jacuzzi y zona de picnic. Su horario de apertura es de 11 a 19 horas.