Existen evidencias científicas de que la convivencia con un gato aporta grandes beneficios para la salud, ya que ayudan a tener una vida más plena, tanto física como mentalmente. La Fundación Affinity elaboró un estudio para conocer cuál es el papel del gato en los hogares y cómo es la relación con sus propietarios, «muy estrecha y con un fuerte componente afectivo» en la mayoría de los casos. La Fundación Affinity apunta que la relación de los gatos con su dueño es «muy estrecha y con un fuerte componente afectivo».

Según este análisis -que a su vez toma como base distintos estudios científicos internacionales sobre los beneficios del gato en la salud humana- los niños que conviven con un gato en el hogar tienen menos posibilidades de desarrollar alergias y asma y convivir con estos felinos se asocia a bajos niveles de triglicéridos en la sangre, lo que reduce el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.

Además, el gato ayudaría a disminuir el riesgo de problemas cardiovasculares porque los propietarios de estos animales de compañía suelen tener valores más bajos de presión sanguínea y muestran menor reactividad cardiovascular en situaciones de estrés.

Por otro lado, los felinos resultan un gran apoyo emocional en momentos difíciles y ofrecen mucha compañía a sus propietarios, tanto que «un 67% de los propietarios afirma que su gato siempre está allí cuando lo necesita» de acuerdo con el estudio. Por descontado, generan confianza, sobre todo, en aquellas personas que requieren una atención especial.

En conclusión, tener un gato como mascota no solo ayuda a mantener un buen estado físico, puesto que convivir con este animal de compañía «ayuda a tener mejor salud cardiovascular», sino también mental, ya que «alivia el estrés y la depresión» por que disminuyen los síntomas de malestar psicológico, lo que deja sin cimientos la tan usada -y totalmente injustificada- acusación «Vas a terminar como la loca de los gatos».