A.G.A, Pedreguer

La crisis política azota Pedreguer. Un punto del pleno del jueves fue el pincipio de las discrepancias entre la oposición -PP y Bloc- y el equipo de gobierno, Aixa y PSOE, e incluso entre estos dos últimos grupos políticos. El origen de la discordia, la aprobación de una moción con la que se pretende demoler una vivienda ilegal.

La demolición del inmueble, propiedad de Joaquín Ballester, se aprobó con el voto a favor del PSOE y de Aixa mientras que PP y Bloc votaron en contra.

La portavoz del Bloc, Teresa Ballester, advirtió que su voto negativo fue debido a sus sospechas de que el alcalde, Vicent Costa, y su grupo político, puedan tener «intereses personales» en la aprobación de esta moción ya que «existen unas 30 viviendas con las mismas características». Además, se preguntó «como es posible que sólo llegue esta moción al pleno cuando en la legislatura pasada se abrieron varios expedientes de infracción urbanística a viviendas de similares características». En este sentido, destacó que los socialistas «están disfrazando la verdad».

La misma opinión expresó la portavoz del PP, Mercedes Salvà, quién consideró como «extraña» la actitud de los socialistas sobre la demolición de la vivienda de Ballester mientras existen otras muchas en las mismas condiciones. Con esto, exigió al equipo de gobierno una relación de los expedientes urbanísticos abiertos a viviendas cuyas ampliaciones han han llegado a la ilegalidad y de esta forma se «cumpla la ley para todos por igual y no sólo se haga constancia de la misma en una vivienda».

Además, añadió que las otras dos mociones que se votaron en el pleno y que trataban de la demolición de la planta superior y de una barbacoa de otras dos viviendas «sirvieron como tapadera de los socialistas para restar importancia a la aprobación de la primera».

Por su parte, Vicent Salvà, portavoz de Aixa, explicó ayer a este diario que antes de la celebración del pleno, intentó que el PSOE recapacitara sobre las mociones para llegar a un acuerdo entre todos los partidos políticos. Sin embargo, explicó Salvà, «el PSOE dijo que no era necesario un diálogo». En este sentido, manifestó una pérdida de confianza con el pacto, que «se ha debilitado después de este pleno».

Por su parte, el edil de Urbanismo, Josep Antoni Fornés, aseguró que su visto bueno a la demolición de la vivienda de Ballester es debido a que se tiene que «aplicar la legislación vigente». Mientras, afirmó que «en el ayuntamiento no tenemos constancia de que hayan más casas ilegales de las mismas características». Según destacó Gayà, al parecer el alcalde, Vicent Costa, «está presionado por algunos miembros de su partido» y que es por esta razón por la que «no quiere llegar a un acuerdo con el resto de partidos políticos». En particular, añadió, la presión puede ser por parte de «dos militantes socialistas que perdieron una sentencia contra el propietario de la vivienda, Joaquín Ballester, y que tuvieron que pagar una indemnización al dueño tras la misma». «Es sospechoso -consideró- que el propio alcalde presentara un mes más tarde una denuncia que evidenciaba la ilegalidad de la vivienda de Ballester».

Agresiones verbales

Todos los aludidos, es decir, Joaquín Ballester y los dos militantes del PSOE que perdieron el pleito contra el mismo, hicieron acto de presencia en el pleno. Ballester aseguró sentirse «acosado» y expresó que se trata de «un tema de venganza personal ya que hay más casos como el de mi vivienda». Los dos militantes socialistas llegaron más allá de una subida de tono ya que agredieron verbalmente y amenazaron a dos de las ediles presentes, Mercedes Gayà y Teresa Ballester, ante su voto negativo en la aprobación de la demolición de la vivienda.

Esta última intervención fue considerada por el socialista Josep Antoni Fornés como «demencial y fuera de lugar» y al mismo tiempo, instó a estas personas a «disculparse públicamente ya que la situación fue inaceptable». Por su parte, Vicent Salvà, Aixa, dijo que la responsabilidad era del alcalde «quién no debería de permitir estas conversaciones subidas de tono en los plenos».