El empresario Rubén Miralles se encontró, de repente, sin la concesión por tres años que había obtenido en un concurso público. Sólo pudo prestar el servicio durante el verano de 2004. Pero la renovada imagen turística que en ese periodo estival ofreció en la zona sur de la playa del Arenal luego la utilizó el ayuntamiento en sus folletos turísticos. Este empresario se quedó de piedra cuando, al hojear el folleto de calas y playas de Xàbia editado por la concejalía de Turismo en 2005, observó que en la fotografía tomada en el Arenal aparecían en primer término las sombrillas y tumbonas que él había comprado y que le daban a la playa una imagen más moderna y atractiva.