A falta de unas semanas para que comience el Mundial de Fútbol, que este año por si no se han enterado todavía se celebra en Brasil, a pesar de todos los altercados que se están produciendo en el país carioca, ya están dándonos la murga con La Roja y si Del Bosque ha convocado a tal o cual jugador o si ha dejado de poner a tal otro. Como sin nos importara quién va y quien deja de ir. Han convocado un acto de apoyo a La Roja en Madrid y Sevilla para los próximos días.

La lista de los 24 convocados que irán al mundial se convierte casi en un tema de Estado. Tal es la histeria que provoca el fútbol. Por eso alguien dijo muy acertadamente que es el opio del pueblo.

Han pasado ya cuatro años de aquel histórico triunfo que protagonizó la selección española, proclamándose por primera vez en su historia campeona del Mundo y aún rezuman en mis oídos el sonido insufrible de las vuvuzelas.

Creo que soy de los pocos españoles que consiguió sobrevivir a aquel mundial, sin ver ni un solo partido ni siquiera la gran final que congregó a miles de aficionados ante el televisor. A diferencia de muchos sigo siendo igual de feliz gane o pierda la selección española.

Aunque he de reconocer que sería mucho más feliz si donaran a cualquier organización no gubernamental el dinero que se embolsan por ganar un título, como algunos jugadores prometieron que iban a hacer si ganaban el mundial de Sudáfrica. Ganaron y se embolsaron 600.000 € cada jugador.

Durante cerca de un mes volveremos a olvidarnos de lo fundamental , bipartidismo y plan soberanista incluido, para hablar sólo de fútbol. Las cadenas de televisión, las emisoras de radio, los programas de debate, las tertulias con los amigos, los medios de comunicación en general … todo gira alrededor del fútbol. Tema monolítico. Si vas a cualquier evento y no estás puesto en quien ha ganado o cuando se juega el próximo partido te miran con malos ojos.

Por un mes muchos ciudadanos se olvidan de sus penas con los sueños puestos en la selección. La gente no se corta un pelo en pintarse la cara o en enfundarse un pantalón corto o una camiseta. Los más temerarios hasta se tatúan el rostro de los jugadores en diferentes partes del cuerpo humano. Desde el brazo hasta la pierna. No hay límites. Cualquier sitio es bueno para tatuarse el rostro de Sergio Ramos o de Iker Casillas.

Si la selección española cae eliminada en cuartos de final como ha ocurrido casi siempre, será un cataclismo nacional después de las esperanzas que se han puesto en La Roja para que revalide el título. Si no lo hace es más que probable que destituyan al entrenador, que es el que casi siempre acaba pagando el pato.

Con lo bien que estábamos ahora que había terminado la liga!.