Leo en la prensa que la Iglesia Católica va perdiendo fieles a marchas forzadas. 280.000 creyentes menos cada año. No es solo que no haya vocación sacerdotal y se ordenen cada vez menos sacerdotes en una profesión cada vez más envejecida sino que hay curas que con su actitud sectaria echan a patadas a los fieles de las iglesias y cada vez va menos gente a misa.

En algunos lugares de culto, el párroco de turno utiliza el templo para arengar a los feligreses sobre temas más propios de un debate político que nada tienen que ver con el mensaje de Cristo y utilizan el púlpito para hacer política.

Para los fieles que van a misa los domingos entre los que no me encuentro, aunque soy católico; escuchar la homilía, además de los rezos es la razón de acudir a misa, que no siempre versa sobre temas religiosos ni cuestiones místicas, ascéticas o morales.

La palabra homilía deriva del vocablo griego homilein que significa "tener interacción con una persona". Hay curas que no tienen ninguna interacción ni se esfuerzan por tenerla.

Me cuentan el caso de una persona que se dirigió al cura de una parroquia para que oficiase la misa en castellano, dado que esta persona ni entiende ni habla valenciano. El sacerdote en lugar de facilitar las cosas y oficiar la misa en castellano, que es una de las dos lenguas cooficiales que existen en la Comunidad, aunque a veces se nos olvida, hizo oídos sordos a la reclamación de la feligresa.

Yo cuando iba a misa de pequeño con mis padres nunca prestaba atención a la homilía. No me enteraba de nada. Tampoco es que me interesara demasiado lo que dijera el cura en su sermón dominical. Lo que deseaba es que terminara cuanto antes para marcharme a casa. Por eso me parece relevante que esta persona se dirigiera al cura, no para abroncarle porque hablara en valenciano sino porque quería entender el sermón. Hablar y que te entiendan debería ser también un motivo de satisfacción para el sacerdote.

Nadie niega al cura su derecho a oficiar la misa en valenciano, pero las posiciones intransigentes poco ayudan a llenar los bancos de las iglesias.