Un viejo adagio dice que cuando EEUU estornuda el mundo se resfría. Parafraseando esa vieja máxima aquí podemos decir que cuando Pablo Iglesias abre la boca las empresas de este país se echan a temblar. Nacionalizar sectores estratégicos como el sector eléctrico o el gas, no es nada nuevo en el ideario de Unidas Podemos. Siempre lo han defendido.

Con Iglesias en el Gobierno la preocupación es todavía mayor porque podrían llevarla a la práctica y no quedarse solo en una mera declaración de intenciones de su programa electoral. El ideario político de Unidas Podemos se sustenta en el marxismo- leninismo; comunidad de bienes, abolición de la propiedad privada, control de los medios de producción, economía planificada,…

Hasta ahora estaban calladitos porque el acuerdo de coalición que han firmado con el PSOE no les permite, de momento, poner en práctica sus políticas. Si algún día lo hicieran, sería la ruina del país en términos económicos, sociales y de convivencia democrática. Solo hay que ver el éxito que han tenido los países comunistas con regímenes totalitarios, aplicando políticas como las que defiende el señor Iglesias de cercenar derechos y libertades.

Sánchez nunca debió elegir como socio a Pablo Iglesias habiendo sobre la mesa otras alternativas, con mayor representación en el Parlamento, como podía haber sido en su momento un pacto con Ciudadanos. Por qué no prosperó aquello es algo que lamentaremos en el futuro. Supongo que tuvo que ver más con las personas que estaban al frente de sus respectivos partidos que con el ideario político de ambas formaciones.

Las medidas económicas que ha aprobado el Gobierno vía decreto ley de paralizar la actividad económica que no sea esencial, que no cuentan con el respaldo del PNV ni del PP, ponen al país en una situación de doble riesgo no solo sanitario sino también económico, aunque entiendo perfectamente que la prioridad sea ahora salvar vidas humanas y evitar más contagios.

Las medidas del Gobierno no deberían ir encaminadas solo a facilitar los despidos en las empresas a través de los ERTEs que es una herramienta muy útil en estos momentos sino a reforzar el tejido productivo de este país, exonerando de impuestos a las empresas mientras dure la crisis y cercenado todo el gasto publico inútil que es mucho y no genera actividad.

Las previsiones que han hecho algunos economistas entre ellos Daniel Lacalle cifran la tasa de paro en torno al 35% y cerca de 900,000 empresas no llegarán al próximo año. Con este escenario por delante, el Gobierno debería consensuar todas las medidas que decida poner en marcha con la oposición y con todos los agentes sociales, también los empresarios, que pese al empeño de algunos por demonizarlos son los que crean empleo y riqueza en este país.