Los datos que ha dado a conocer el economista Daniel Lacalle son demoledores. España ha perdido cerca de 8.500 empresas en el mes de agosto. El acumulado desde enero arroja una cifra de 100.000 empresas menos, lo que supone casi el 7% del tejido empresarial. De este total 250 eran grandes empresas. Si continúa este ritmo de destrucción de empresas, el país está abocado a una ruina total. Los meses que viene por delante no son nada halagüeños.

Estas cifras chocan claramente con las cifras de empleo que se han conocido estos días que hablan de una subida histórica, tanto del empleo como del número de afiliados a la Seguridad Social. Lo que está claro es que sin empresas no hay empleo. Esto es una realidad impepinable.

La destrucción de empresas que llevamos arrastrando desde enero no tiene parangón con ningún otro país europeo, lo que da cuenta de lo mal que se están haciendo las cosas por aquí en términos de gestión de la pandemia.

En lugar de incentivar a las empresas con menos impuestos, los ERTE desde luego han sido un salvavidas para muchos trabajadores, pero no es la panacea,  la preocupación de este Gobierno es derogar la reforma laboral, que buena o mala, lo que es cierto es que ha ayudado a disminuir el número de parados que se encontró Rajoy cuando entró en el Gobierno.  José Luis Rodríguez Zapatero dejó la cifra de parados en 4,4 millones. Mariano Rajoy redujo esta cifra en 1,2 millones para dejarla en 3,25 millones de desempleados. No son datos para echar las campanas al vuelo, pero desde luego la reducción ha sido significativa y algún mérito habrá que atribuirle.

Datos extraídos del INEM, lo cual dice mucho de la gestión de ZP en materia de empleo y de lo que hizo después Rajoy que también tuvo que afrontar una crisis económica sin precedentes, aplicando recortes sociales.

Las noticias que vamos conociendo sobre el número de contagios y muertes por Covid no son nada buenas. Ciudades como Madrid han sido ya confinadas y eso se traduce en cierre de empresas y negocios. Y es probable que después de Madrid sigan otras que están en la misma situación.

Pero aquí preferimos seguir hablando de República o Monarquía.