No le falta razón al alcalde de Madrid José Luis Martínez Almeida cuando dice que el Gobierno ha aplicado un 155 sanitario, después de que los jueces anulasen la orden dada por el Gobierno de Sánchez de confinar Madrid.

Conocida la sentencia del TSJM,  Sánchez ha utilizado torticeramente un mecanismo constitucional como es el estado de alarma para burlar un pronunciamiento judicial que dejaba al aire sus vergüenzas y las de todo su Gobierno. No tiene ningún sentido la aplicación de esta medida, máxime cuando los datos hablaban de una reducción del número de casos en la Comunidad de Madrid, cifras que por ejemplo no se dan en Navarra, donde no se ha aplicado una medida similar, seguramente porque allí gobierna el PSOE con el apoyo de los batasunos. Tampoco en Cataluña, como recordaba el alcalde de Madrid, que tenía en el mes de agosto unas cifras similares a las de Madrid. Trato injusto y diferenciado en función del partido que gobierna y no atendiendo a criterios sanitarios que son los únicos que tendrían que primar.

Martínez Almeida ha vuelto a dar ejemplo de responsabilidad y de tolerancia al afirmar que los madrileños acatarán y cumplirán la decisión, imposición diría yo, del Gobierno, como ejemplo de ciudad cívica, comprometida con los valores democráticos.

Es obvio que no hay una situación sanitaria que obligue al Gobierno a decretar el estado de alarma, que es una medida excepcional, más allá de un interés puramente político contra el gobierno de la Comunidad de Madrid.

La cacicada de  Pedro Sánchez lleva pergeñándose desde hace tiempo. Sánchez no perdona que haya un gobierno del PP con el apoyo de Ciudadanos en Madrid.

¿Por qué no se ha aplicado esta misma medida en otras ciudades o CCAA con índices de incidencia más altos que en el Comunidad de Madrid? ¿Por qué hay un trato desigual en función del partido que gobierne? Las medidas deben aplicarse por criterios exclusivamente sanitarios y no políticos.

Eso es algo que debería explicar el presidente del Gobierno.