España es un país dado a la picaresca. No son uno ni dos casos, los políticos, alcaldes, concejales, consejeros autonómicos, altos cargos militares, que saltándose todos los protocolos y aprovechándose de su cargo público se han puesto la vacuna contra la COVID cuando no les correspondía. Han sido los primeros en saltar del barco cuando este se hundía cuando el capitán y la tripulación deben ser los últimos en abandonarlo.

El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig ha dado con la solución: No poner la segunda dosis a estos individuos que han demostrado una insolidaridad y una falta de escrúpulos manifiesta.

Pero aparte de no ponerles la segunda dosis de la vacuna, algo que no comparte Fernando Simón, deben ser cesados inmediatamente de sus puestos de responsabilidad. No puede ser que esta gente siga ni un segundo más en sus cargos.

Hay que respetar el orden de vacunación de acuerdo a un protocolo establecido de modo que los segmentos de la población de más riesgo como ancianos y personal sanitario sean los primeros en vacunarse.