Hay una campaña mediática y política contra el Gobierno de Madrid y concretamente contra su presidenta Isabel Díaz Ayuso, azote de la izquierda de este país. Sánchez y sus socios no han digerido todavía haber perdido el Gobierno de Madrid en manos ahora de PP y Ciudadanos con el apoyo de Vox.

La construcción de un hospital público como el Isabel Zendal que se ha construido en un tiempo récord de cien días para albergar a los enfermos por Covid y que debería ser motivo de satisfacción para todos nosotros, no lo es. Aquí basta que lo haya hecho la derecha para criticarlo continuamente. Hasta el punto y parece ciencia ficción, pero por desgracia es real, que se están cometiendo actos de sabotaje en el hospital madrileño para impedir su normal desarrollo, algo que habrá que investigar y esclarecer la justicia lo antes posible para dar con los responsables.

Aquí en Valencia donde gobierna un tripartido formado por PSPV, Compromís y Unidas Podemos se montó un hospital de campaña que saltó por los aires a los pocos días de ser construido. Lo que hubiera pasado y las críticas que hubiera generado, si esto mismo hubiera ocurrido en cualquier otra comunidad gobernada por el centro derecha. Los valencianos llevamos gastados 16 millones de euros en tres hospitales de campaña que no han servido para nada. A la vicepresidenta Mónica Oltra y al alcalde Joan Ribó no se les ha escuchado durante toda la pandemia.

Ayuso lleva advirtiendo con una serie de medidas para prevenir los contagios, sin que el Gobierno central le haya hecho el más mínimo caso, como era el cierre de Barajas. Hoy sabíamos de un nuevo contagio tras la llegada de un turista de Brasil con la nueva cepa, más contagiosa aún si cabe que la que conocíamos hasta ahora. Otros países han cerrado fronteras desde el primer momento, mientras España se ha convertido en un coladero, donde no existía  ninguna clase de control respecto a las personas que llegaban de otros países porque no se les practicaba ningún tipo de prueba y se les permitía la entrada.

La Comunidad de Madrid está apoyando a la hostelería frente a otras comunidades que han apostado por el cierre total de bares y restaurantes, sin que el número de incidencia acumulada por Covid y de contagios haya disminuido.  El grueso de los contagios se produce en el ámbito familiar. De hecho, Madrid va a flexibilizar las restricciones, ampliando el número de personas que pueden reunirse pasando de cuatro a seis. Relajar las restricciones cuando las cifras lo avalen es bueno y hay que felicitarse por ello porque será señal de que vamos por el buen camino.

Hay que alegrarse cuando las cosas se hacen bien, sea la derecha o la izquierda quien lo haga, pero en este país parece que haya que torpedear todo lo que haga el contrario, incluso cuando se trata de salvar vidas humanas.