Reconozco que no conocía el nombre de ninguno de los youtubers que han saltado ahora a la palestra por irse a Andorra para no pagar impuestos en España. No sigo este fenómeno en las redes sociales, pero por lo visto tienen millones de seguidores y se han hecho archimillonarios con eso de ponerse delante de la cámara y empezar a largar. Las grandes marcas comerciales se los rifan. El Rubius encabeza esta lista con 39,5 millones de seguidores.

Esto señores, nos guste o no, no han hecho nada ilegal. Simplemente se han llevado el dinero a otro país para no tributar en España. Lo hacen youtubers, pero también cantantes, deportistas, actores,… No es nada nuevo.

A raíz de todo este revuelo se ha generado un debate en la opinión pública sobre si es solidario o no marcharse a otro país para no tributar en España.

Habrá que preguntarse por qué Andorra dejó de ser paraíso fiscal hace solo un par de años. Pero al margen del país vecino existen otros muchos otros lugares en el mundo donde las grandes fortunas de este país tienen sus ahorros a buen recaudo a través de sociedades interpuestas. Por eso es falso la máxima de que quien más dinero tiene, más impuestos paga. La realidad por desgracia no es así.

La clase media de este país sí que paga impuestos y muchos porque la presión fiscal en España es de las más elevadas de Europa. El tipo marginal para ingresos superiores a 300.000 euros está en el 47% mientras que en otros países los ingresos están sujetos aún tipo fijo del 10%, ganes lo que ganes. En España es progresivo y va por tramos desde el 19%  hasta el 47%, dos puntos porcentuales más respecto al máximo anterior que era del 45%.

No digamos ya en algunas Comunidades Autónomas como Cataluña o Valencia, donde el tipo impositivo sobrepasa el 55%. Es decir, que más de la mitad de los ingresos que recibe un ciudadano por su trabajo va a las arcas públicas. La izquierda siempre ha pensado que subiendo los impuestos a los más ricos, lo cual queda muy bien decirlo en campaña electoral, se recauda más y no es así. Bajar los tributos no conlleva automáticamente una reducción de los ingresos públicos. Por el contrario, si reducimos los impuestos a las empresas y a los ciudadanos, incentivamos el consumo y la inversión, además de reactivar la economía y ayudar a la creación de empleo. Ambas cosas, empleo y crecimiento, son prioritarios en estos momentos, donde la pandemia se ha llevado por delante cientos de empresas y de negocios y ha dejado en la calle a miles de personas.

Vaya por delante que yo sí creo que haya que pagar impuestos en España porque gracias a ese dinero se pagan las políticas sociales: educación, sanidad, dependencia,… cosa bien distinta es si ese dinero está bien gestionado o no. Y sobre este punto podríamos mantener un debate largo y tendido del dinero que se ha dilapidado con obras faraónicas o aeropuertos sin aviones sin que se haya destinado precisamente a políticas sociales sino más bien a enriquecer el bolsillo de algunos politicastros de tres al cuarto: ERE, Gürtel… La lista de casos de corrupción es interminable.

El camino que están siguiendo otros países como Portugal donde gobierna la izquierda no es precisamente subir impuestos sino todo lo contrario: bajarlos. Con eso están consiguiendo no solo atraer inversiones, incentivar la economía y el crecimiento sino que el dinero no salga fuera de su país, lo que se traduce también en un menor fraude fiscal.