Cada vez que labro los campos de syrah vengo deprimido y con mal sabor de boca. Ayer recogería un montón de cepas muertas. Aprovecho que voy labrando para echarlas al cultivador y evitar que siga expandiéndose la enfermedad. No sé si se trata de yesca, pero el efecto es el mismo y contra la que no hay tratamiento alguno. Hice la primera plantación en 2008. En total nueve hectáreas. Es probable que más de tres de estas hectáreas se hayan muerto y año tras año las enfermedad va propagándose, con lo cual el número de cepas muertas es mayor. No sé si es problema de la planta, el pie o el terreno. O seguramente de las tres cosas a la vez.

El otro día hablando con mi amigo Daniel Muñiz que también tiene viñedos en la zona me decía que si volviera a plantar lo haría en vaso.

Si echas números, la única ventaja que veo a la conducción en espaldera es la rapidez a la hora de vendimiar. Antes para vendimiar necesitabas una cuadrilla de gente durante varias semanas. Normalmente esta tarea era familiar. Gente del entorno del casero: hijos, sobrinos, …. Ahora con las máquinas vendimiadoras en pocas horas te vendimian un campo.

Si anuncian lluvias que es normal en plena vendimia puedes recoger la uva en poco tiempo y llevarla a la bodega. De la otra manera, no. Si son variedades tardías, como la monastrell, corres el riesgo de que se te pudra la uva. Por tanto, el factor tiempo es muy importante.

Por lo demás, todo son problemas y entraña más gastos. Hay que subir y bajar los hilos, roturas de palos, alambres. Cuando vendimias a mano puedes seleccionar mejor los racimos. La máquina no distingue entre un cabrerot y un racimo maduro. Lo echa todo a la tolva. La conducción en espaldera necesita agua y aquí estamos en puro secano. Por otro lado, la mayoría de los agricultores nos hemos decantado por variedades francesas. Hubo un momento no hace demasiado tiempo que las variedades autóctonas no valían dinero. De ahí que muchos agricultores arrancáramos estas variedades para plantar las francesas que valían más dinero. Ahora vuelve a haber demanda de variedades autóctonas, sobre todo de cepas viejas. Si no hubiéramos arrancado entonces, yo el primero, ahora tendríamos una oferta amplia donde elegir.

No sé, pero me parece a mí que las variedades autóctonas cogían menos enfermedades. Seguramente porque al ser variedades de la zona se adaptan mucho mejor al terreno y son más fuertes: Monastrell, forcallá, bonicaire, arco, mandó…

Hoy todas las bodegas están apostando por recuperar estas variedades. El mercado está saturado de cabernet sauvighon, syrah, petit verdot,  merlot…

El consumidor de vino busca cada vez más la diferenciación y vinos del terruño con un carácter singular y Terres dels Alforins es un buen ejemplo de ello.