Yo tenía 18 años recién cumplidos cuando se produjo el intento de golpe de Estado del 23 F, del que hoy se cumplen 40 años.

Como la inmensa mayoría de los españoles en mi casa vivimos la situación con mucha intranquilidad y mucho miedo. No fue hasta el discurso del rey Juan Carlos I, apoyando la Constitución y la democracia, que dimos por hecho que el golpe había fracasado. Fueron unas horas interminables. La televisión, pero, sobre todo la radio, nos ayudaron a seguir minuto a minuto lo que ocurría en el interior del Congreso de los Diputados con el Parlamento secuestrado.

Cuarenta  años después, España es una democracia plena en derechos y libertades, aunque algunos quieran ponerla en cuestión.

El acto de esta semana en el Congreso de los Diputados con la presencia del rey Felipe VI, con las actitudes de algunos y las ausencias de otros demuestran lo lejos que estamos  ahora de aquel espíritu de la Transición que hizo posible la concordia entre todos los españoles.