Mi tía Maribel cumplió el pasado 27 de febrero 91 años. Quitado de una pequeña ciática que padece está como una rosa. Hoy he hablado con ella por teléfono para felicitarla. Hemos recordado anécdotas de cuando yo era nano y vivía en Ontinyent. Siempre es un gusto oírla porque me vienen a la memoria un montón de buenos momentos vividos a su lado. Lo que más me gusta de ella es su espíritu joven, sus ganas de vivir. La edad no está en los años que uno tiene sino en el talante y la forma de afrontarlos y en este sentido mi tía Maribel sigue siendo una persona joven y tremendamente vital.

Mi tía era la menor de cinco hermanos: Gabriel, Pepe, Faustino, Vicente y Patricio. Con apenas seis años perdió a su padre, José Simó Marín que fue fusilado  a los pocos meses de comenzar la Guerra Civil. También a un tío suyo, Manuel Simó Marín y a su hermano, Gabriel de apenas 15 años.

Hay una foto histórica a la que yo le tengo mucho cariño de mi tía Maribel cogida de la mano de mi tío Pepe, dirigiéndose al Ayuntamiento, una vez terminada la Guerra Civil.

Recuerdo los veranos en el Maset de Chiner, una finca preciosa que mi tía tenía en Bocairent, donde hoy se ubica el Hotel Ferrero.  Allí he pasado días inolvidables con mis primos. Me quedaba muchas veces a dormir y a pasar unos días con mi primo Nacho. A los dos nos gustaban las motos. Recuerdo los baños en la piscina y mi primer gazpacho andaluz que lo probé allí.

Mi tío Javier, militar de carrera, que llegó a general de aviación, siempre fue muy generoso con nosotros. Cuando bajábamos al pueblo siempre veníamos con regalos.

Mi tía vivió sus primeros años en Valencia donde estuvo destinado mi tío Javier, pero luego ya se trasladó a Madrid donde vive actualmente. Hace un par de años hicimos una comida familiar en la finca La Clariana donde la vi por última vez.  Hoy hemos hablado de volver a hacerla, una vez pase todo y volvamos a una cierta normalidad.

De profundas convicciones religiosas, ocupó el cargo de consejera en la empresa familiar de Paduana, donde también fue presidenta. Accionista de Clariana, Marqués de Cáceres y Hotel Astoria, siempre delegó en sus hijos los temas empresariales: Paloma, Begoña, Sabela y Nacho.

Con 91 años afronta con entereza y una salud envidiable que ya quisiéramos muchos, los años que todavía le quedan por delante para disfrutar de sus nietos y bisnietos.