En estos momentos tan convulsos que está viviendo la política española, el mayor enemigo de la monarquía es la propia monarquía. No es lo que diga Rufián ni tampoco es necesario que el señor Iglesias vislumbre un horizonte republicano a corto o medio plazo. Si siguen así las cosas, no tardaremos mucho en verlo.

Los más interesados en esclarecer todo lo que concierne al rey emérito, somos los que todavía defendemos hoy su figura y el legado histórico que ha dejado su reinado. Flaco favor ha hecho a su hijo, el rey Felipe VI y a la institución que representa, marchándose del país y eludiendo sus responsabilidades. Debe una explicación y más tarde que pronto tendrá que darla, no solo ante los tribunales de justicia sino ante la sociedad española.

Lo de las vacunas de las infantas Elena y Cristina es la gota que ha colmado el vaso. Se ha insistido mucho en el hecho de que ya no pertenecen a la Casa Real para quitarle yerro al asunto, pero siendo cierto deberían haber cuidado más las formas porque no dejan de ser hermanas del rey. Aunque legalmente hayan podido vacunarse porque no estaban en España, y por tanto, no se han saltado el protocolo de vacunación que rige en España, ética y moralmente su conducta es absolutamente reprobable desde todos los puntos de vista.

A mí ciertamente me preocupan otras cosas más que las infantas se hayan vacunado o no. Aunque hubiera preferido desde luego que no lo hubieran hecho. Allá cada uno con su conciencia. También ha habido concejales, alcaldes, militares, obispos, … que se han vacunado y algunos siguen en sus cargos.

Es obvio que la  institución monárquica no atraviesa su mejor momento, pese a que la figura del rey Felipe VI está siendo modélica en todo momento, pese a todo lo que le está cayendo encima. No me gustaría estar en su piel.

Cuando me preguntan si soy monárquico o republicano siempre contesto lo mismo. No me importaría que hubiera una república en España, siguiendo el modelo francés o italiano, pero no desde luego el modelo de república que defienden los grupos que ahora mismo abogan por un cambio en la forma de Estado, es decir, EH-Bildu, ERC, Compromís, Junts, Unidas Podemos, BNG, la CUP y PdCAT. ¿Se imaginan ustedes una república con el señor Otegui, Torra, Puigdemont o Rufián?

El Rey es el mejor árbitro que podemos tener ahora mismo de la situación, con un país fragmentado y profundamente dividido por el separatismo y el populismo. El rey es garantía de unidad y de concordia.

Sí que es verdad que la Casa Real debería hacer un mayor esfuerzo de transparencia de cara a la opinión pública. No puede haber ninguna sombra de duda sobre la institución monárquica y eso requiere una mayor transparencia de la que hay ahora mismo como ocurre en otras monarquías europeas. No es necesario un cambio en la Constitución. Bastaría con que la propia institución diera los pasos en este sentido.