El líder del PP Pablo Casado quiere marcar diferencias con Isabel Díaz Ayuso y no quiere oír hablar de Vox de cara a posibles pactos en la Asamblea de Madrid después del 4M. La candidata a la Comunidad de Madrid no descarta, sin embargo, formar gobierno con la formación de Santiago Abascal.

Si los números no dan y parece que no habrá mayoría absoluta, el PP va a necesitar los votos de Vox, que se pelea por ser la tercera fuerza política en discordia en la Asamblea de Madrid, junto a Más Madrid, ambos rondarían los 17 escaños. La duda sigue siendo Ciudadanos y si finalmente superará la barrera del 5% y si llegado el caso, la formación naranja apoyará a Ayuso o a Gabilondo.

Casado que dio un ejemplo de dónde quiere situar al PP tras la fracasada moción de censura de Vox con un discurso centrista y moderado, que sorprendió en los bancos socialistas, no debería cambiar de rumbo porque ese es el único camino para desbancar al PSOE de La Moncloa. Aunar a la derecha como hizo José María Aznar.

Yo creo que es bueno que vuelva la moderación al Parlamento por parte de las diferentes fuerzas políticas que lo componen y que dejen a un lado la política de trincheras que no conduce a nada bueno sino a la radicalización y a la banalización de la política. En plena pandemia, con los contagios subiendo y con cerca de 200 muertes diarias, los ciudadanos lo que quieren es que se acelere el proceso de vacunación.

Celebré aquel discurso como muchos ciudadanos de este país que vimos a un Pablo Casado más moderado, desmarcándose de la ultraderecha y defendiendo un espacio de centro político y liberal en el PP que es a lo que debe aspirar y no a ser el comodín de Vox.

El problema es que después de aquel discurso que generó tantas expectativas ha vuelto a la política de confrontación y mucho me temo que va a seguir por esos derroteros, máxime con las elecciones a la vuelta de la esquina.

Un buen ejercicio que debería hacer ahora que estamos en pleno juicio por los papeles de Bárcenas y la presunta financiación irregular de su partido, pago de sobresueldos, caja B,  donde han testificado dos ex presidentes del Gobierno, José María Aznar y Mariano Rajoy, no es esconder la cabeza, mirar hacia otro lado y decir que eso es cosa del pasado, es reconocer los errores de una etapa absolutamente nefasta de la política española donde algunos utilizaron la política como su cortijo particular.