Con la remodelación que ha hecho Pedro Sánchez en el ejecutivo, la mayor que se ha producido en la democracia española,  el presidente Sánchez busca no solo mejorar en las encuestas los pésimos resultados electorales que le otorgan todos los sondeos de opinión, sino también apuntalar la recuperación económica cuando están a punto de llegar los fondos europeos, que en el caso de España suponen 140.000 millones de euros y cuando se vislumbra una cierta mejoría de la economía española que va a depender mucho de cómo evolucione la pandemia.

El ascenso de Nadia Calviño como vicepresidenta primera del Gobierno va precisamente en esa dirección de darle más poder en el área económica de la que ya tenía y para marcar diferencias respecto a Yolanda Díaz.

Las posiciones enfrentadas que mantienen Nadia Calviño y Yolanda Díaz son más que evidentes, no solo por el SMI, la reforma laboral o las pensiones también por la forma de entender la política económica donde Calviño defiende posiciones más socialdemócratas que su compañera de Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

La salida de Iván Redondo fuertemente cuestionado en las filas socialistas por el enorme poder que había llegado a detentar en Moncloa y cuyas aspiraciones personales iban más allá que la de ser director de gabinete de presidencia y su sustitución por un hombre de la casa como Oscar López forman parte de una estrategia muy meditada, tras el desgaste que ha sufrido el Gobierno en este año y medio de legislatura, como consecuencia de la pandemia y las diferencias más que notorias con sus socios de Gobierno de Unidas Podemos.

También ha pesado en el cambio de Gobierno, sin duda, los malos resultados cosechados por el PSOE en las elecciones a la Comunidad de Madrid entendidas en clave nacional y donde se produjo el sorpasso de Más Madrid y el ascenso de Díaz Ayuso y del PP.