Mientras conocíamos la sentencia del Tribunal Constitucional que declaraba ilegal el confinamiento domiciliario durante el primer estado de alarma por vulneración de derechos fundamentales, tras el recurso presentado por la formación ultraderechista de Vox; la suma de contagios y de incidencia acumulada en las últimas semanas ha llevado a la situación de riesgo extremo a muchas Comunidades Autónomas que reclaman medidas más restrictivas para frenar la ola de contagios que parece desbordada sobre todo entre la población más joven.

El presidente de la Comunidad Valenciana Ximo Puig daba a conocer una serie de medidas que han sido avaladas por el TSJ como el toque de queda desde la una de la madrugada hasta las seis de la mañana o el cierre del ocio nocturno.

El primer estado de alarma que decretó el Gobierno con el apoyo de todas las fuerzas parlamentarias sirvió para salvar la vida a cerca de medio millón de personas cuando morían al día más de dos mil personas, los hospitales estaban saturados y las UCI desbordadas.

Si el Gobierno no hubiera decretado el estado de alarma y confinado a la población, el número de muertos hubiera sido muchísimo mayor. Naturalmente que un estado de alarma supone un recorte en los derechos y libertades fundamentales (manifestación, reunión…), pero la situación de emergencia sanitaria a nivel mundial obligaba a tomar medidas excepcionales como es el estado de alarma o de excepción, recogidas en nuestra Constitución.

España ha sido una excepción respecto al resto de los países europeos. Ni siquiera en un asunto tan grave como es esta pandemia, que ha acabado con la vida de más de 4 millones de personas en todo el mundo, Gobierno y oposición han sido capaces de ponerse de acuerdo en algo.

Las decisiones en materia sanitaria deben tomarse de acuerdo a criterios científicos y médicos. Ni políticos ni jurídicos.

Llega la temporada de turismo y algunos quieren salvarla como sea, recordemos qué pasó cuando se quiso salvar la campaña de Navidad.

Aunque el proceso de vacunación avanza a buen ritmo y casi el 50% de la población tiene la pauta completa,  las nuevas variantes del virus mucho más contagiosas obligan a redoblar los esfuerzos y a no bajar la guardia. Ojalá sean capaces de entender también esto los partidos políticos que solo velan por sus intereses personales y no por la salud de sus ciudadanos.