El Gobierno ha lanzado las campanas al vuelo porque los datos del paro que se han conocido estos días revelan una baja del desempleo de 82.583 personas. Con la hostelería comenzando a remontar y con el turismo todavía en paños menores, la cifra de desempleo sigue siendo muy elevada con un 14,3% de la población, cifra que llega hasta el 35,1% para los menores de 25 años. En estas cifras no aparece el cerca de medio millón de personas que todavía siguen sometidas a ERTE.

Seguimos siendo, por tanto, el país de la UE con la mayor tasa de paro. Por eso al mensaje optimista del Gobierno le falta mayor concreción y, sobre todo, medidas que ayuden a las empresas a contratar personal. Plantear ahora la subida del SMI, forzada por su socio de Gobierno Unidas Podemos, sin previamente consensuarla con todos los agentes sociales, y justo cuando están empezando a despegar algunas empresas, muchas todavía con ERTE, lejos de ayudar a la contratación van a suponer un lastre. El Gobierno tiene prisa por subir el SMI, con la tarifa de la luz disparada, porque forma parte del acuerdo de coalición con Unidas Podemos, pero las circunstancias ahora no eran las de entonces. Que el SMI hay que subirlo nadie lo discute. La cuestión es cuando es el mejor momento para hacerlo y eso va a depender básicamente de la salud de nuestras empresas.

Siempre que se dan a conocer los datos de desempleo hay quien ve la botella medio llena o medio vacía. Y siempre también sale a relucir algo que todavía no se ha conseguido mitigar como es la precariedad laboral. A esta precariedad de los contratos hay que añadir los bajos sueldos que se perciben los trabajadores. Con la reforma laboral todavía coleando, parece que nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato.

Teniendo en cuenta que la pandemia ha obligado al cierre de centenares de empresas y al despedido de muchos trabajadores, comienza a atisbarse una pequeña luz al final del túnel, tras más de un año y medio de destrucción del tejido empresarial español, como consecuencia de la COVID.

Es, por tanto, el comienzo de una tímida recuperación que vendrá acompañada de los fondos europeos y del proceso de vacunación. La gestión de ambas cosas es fundamental para la salida de la crisis.